Para no repetirme, y aun a costa de no ser nada original, este año opto por el formato diccionario para repasar lo que dio de sí el Primavera Sound 2012.
ATP: En mi jerga personal, a tomar por... Stricto senso, el escenario que programa la gente de otro certamen, el All Tomorrow's Parties. Normalmente acoge la fauna más raruna del PS y rara vez lo piso, salvo para el tradicional cierre festivo y desmadrado con DJ Coco. Este año sólo hubiese querido ver a Thee Oh Sees.
BAXTER DURY: Mi disco favorito de los últimos meses y uno de los conciertos que más ganas tenía de ver. Pero ser el primero de los tres días de Fórum jugó en su contra, ya que estás más rato saludando a conocidos que otra cosa. Cuando pude prestarle atención, y aun en la lejanía, sonó muy bien. Un serio candidato a volver por la Ciudad Condal en los próximos meses.
CURE, THE: Grupo histórico que cada vez se asemeja más a la parodia de 'Muchachada nui'. Efectivamente, conciertos de tres horazas y caras B en el repertorio. Pero seamos serios, tres horas de lo que sea es demasiado. Yo soy fan, pero la segunda mitad del bolo se hizo pesada. Guárdate algún as en la manga, Robert, que hace 15 o 20 años que tocas seguidas 'In between days' y 'Just like heaven' y no hay necesidad. A las dos horas y media de actuación, tocar 'Fight' o 'One hundred years' parece un desafío: a ver si tenéis narices para aguantar. Por otra parte, yendo a lo bueno, 'Push' y 'The walk' me hicieron sentir como el chavalín que una vez fui. Y esperaba más comunión de la masa: 'Play for today' o 'A forest' no provocaron el delirio que imaginaba, claro que nunca he visto tanta gente siguiendo un concierto en el escenario grande o San Miguel. Ni Pixies ni Pulp ni ná.
DOMINIQUE A: Lo pongo en mayúsculas, como se merece. EL CONCIERTO DEL FESTIVAL. No es que se me pusiera la piel de gallina, es que me dio un lagrimeo tembloroso de lo más embarazoso. La apoteosis final de 'Le convoi', antes de los bises, supuso uno de los mejores momentos que he vivido nunca relacionados con la música. No sé si me explico.
FAITHFULL, MARIANNE: Una leyenda vigente y un carácter de cuidado: echó a los fotógrafos con cajas destempladas porque la desconcentraban. Un pedazo de artista con un repertorio excelso -lo mejor de su último disco, 'As tears go by', 'Tower of song'- y una banda escueta pero hipercompetente, que dio vuelo a la voz cazallera, personalísima de la que fuese musa de los Stones hace casi 50 años. Artistaza.
GRATIS: El peor cáncer posible en materia de conciertos. El que las jornadas de miércoles y domingo se celebraran urbi et orbi -aclaro el latinajo: para la ciudad y para el mundo- frente al Arc de Triomf lo entiendo como una contrapartida dentro del convenio entre el festival y el consistorio. Ahora bien, a mí no me van a ver el pelo más por ahí. Una de las cosas más frustrantes del mundo es intuir la actuación de un artista de tu gusto rodeado de tambores, cascabeles, perros, xibecas y bicicletas. El domingo ya no fui, y me dijeron que mejor, que me hubiese dado un síncope.
HANNI EL KHATIB: No se fíen del nombre. Este tipo viene a ser una nueva vuelta de tuerca al concepto The White Stripes o The Black Keys con su rhythm'n'blues troglodita y machacón. Más orientado a los 50s, por decir algo, que los ejemplos antes citados, superó las expectativas apuntadas en disco con un directo demoledor que supuso un fiestón en toda regla.
IMBÉCILES: Pocos, gracias a Dios. Este año, no sé por qué motivo, la gente se ha comportado con mucho más civismo.
JOTA: El de Los Planetas. Omnipresente, como cada año. Lo vi gozar de lo lindo en Spiritualized, por ejemplo. Su actuación con los Solynieve me la perdí, tenía yo otras prioridades.
KILOS: Los que ha perdido Greg Dulli, de Afghan Whigs, al que un conocido vio machacarse en el gimnasio del hotel. La dieta le ha sentado bien, porque se marcó un concierto estremecedor y rugiente a la hora del crepúsculo, que me dejó anonadado.
MERIENDA-CENA: Ese momento mágico, como el que citaba justo arriba, en que te sientas en el césped, desenfundas tu bocadillo, escuchas un concierto y piensas que la vida, como decía aquél, puede ser maravillosa.
NAVAJA: Objeto que a veces dan ganas de llevar en el bolsillo como en la actuación de los maravillosos Mazzy Star. Da igual que sólo sean las 9 de la noche; da igual que toquen en un escenario con gradas a media distancia, da igual que su música no haya perdido belleza y fragilidad en 20 años e invite al recogimiento; da igual que haya cantidad de espacio y te plantes paseando en tercera fila. Alguno que otro se merece un buen susto.
ÑÑÑÑCH: Onomatopeya que me inspiraron 20 minutos de concierto de Archers of Loaf, otros que volvían después de 20 años. Tampoco entiendo que nadie les haya echado de menos, la verdad.
O: Conjunción de la lengua castellana que implica disyuntiva, el perpetuo dolor del Primavera Sound. Beach House o Dominique A; Saint Etienne o Hanni el Khatib; Death in Vegas o Franz Ferdinand; y la que ya invitaba a romper paredes a cabezazos: Rufus Wainwright o Girls o Marianne Faithfull.
PRIMAVERA CLUB: La oportunidad en noviembre para ver mejor a algunos artistas a los que la vida social me impidió seguir con más Atención. Verbigracia, Sharon Van Etten, que se marcó un set interesante pero ni el escenario (san Miguel) ni la hora (18.15) acompañaron su propuesta como merece. A ver si hay suerte.
QUIMERA: Llegar en condiciones al domingo y asistir esa noche a la fiesta de cierre en Apolo. Nunca lo he conseguido.
RUBIAS: Venidas de toda Europa, uno de los grandes alicientes del PS.
SPIRITUALIZED: Eléctrico, lisérgico, psicodélico, ensordecedor y todo ello en perfecta armonía. Un todo que contiene más que la mera suma de las partes. Desde la segunda fila junto al altavoz, además, prácticamente una experiencia física.
THE WEEKND: La pedrea de este año. Pasaba por ahí, como vulgarmente se dice, y me quedé a la actuación de la sensación del año en la escena negra de r'n'b. Fantástica versión de 'Dirty Diana' de Michael Jackson y cierta tendencia a imitar el quejido soulero del hermano de Tito. Vilanova, no; uno negro con rizos.
U.S.A.: Aunque siempre hay exóticos aderezos en el cartel, el grueso de la programación se basa en artistas estadounidenses que encuentran en el certamen el trampolín ideal para darse a conocer en el Viejo Continente.
VEGAS, DEATH IN: Notable alto. Formación estándar de rock, sin parapetarse tras un muro de platos y ordenadores como la vez anterior que los vi, y sonido poderosísimo, una aleación de rock y electrónica a la altura de los Primal Scream de 'XTRMNTR'. Muy buena traslación al directo de su último álbum y dos highlights indiscutibles: 'Aisha' y 'Your hands around my throat'.
WILCO: Corren el peligro de cierta sobreexposición por estos pagos, lo que no sé si es buena noticia para un conjunto de cariz neoclásico. Acostumbrado a conciertos suyos más largos, la hora y media escasa que ofrecieron se me pasó volando y eso que no sonó 'Heavy metal drummer'.
XX, THE: Soberbios, mantienen el magnetismo del primer día y presentaron un puñado de nuevas canciones tocadas por la varita de la inspiración. Se pasaron además varios días en el festival disfrutando de otros bolos.
YO LA TENGO: Uno de esos misterios insondables para el que esto escribe. Que sean entrañables y todo eso no lo discuto, pero musicalmente siempre he pensado que se trata de un grupo corriente. Si esto que he escrito me pongo a vocearlo en el festival no sobrevivo.
ZZZZZZ: Sonido que tengo propensión a emitir tras el PS en sesiones de entre 10 y 14 horas.