miércoles, 28 de septiembre de 2011

Tonto a las tres



- 'I'm still here': O cómo aburrir durante casi una hora y media con un chiste privado a cargo de un imbécil integral y su 'entourage'. Joaquin Phoenix es un actor privilegiado pero también un rapero de estar por casa, un tonto a las tres y un tío sucio hasta la repulsión. Fuera del plató, su carisma es nulo, y sus andanzas sobre su (finalmente falsa) retirada de Hollywood ¿a quién coño cree que le importan? Si sienten curiosidad, con ver el tráiler quizás ya tengan bastante.

- 'Tom Zé, astronauta libertado': Espíritu libre, culo de mal asiento, iconoclasta convencido -y convincente-, Tom Zé es una de las personalidades más fascinantes de la música brasileña. El hombre al que el tropicalismo le vino pequeño pasó por Asturias a impartir un taller hace tres años y de allí procede buena parte del material rodado por Igor González Iglesias, cuya cámara sigue al bahiano tanto en el aula como sobre el escenario. Quizás el mayor pero pueda ser que falta música y sobran testimonios filmados y ensamblados de forma rutinaria. Con todo, muy recomendable.

- 'When you're strange': A priori, proyecto casi inmejorable. Tom DiCillo ('Box of monlight', 'Vivir rodando') revisitando la trayectoria de los Doors con la voz de Johnny Depp como guía. A posteriori, está bien y poco más. El documental peca de excesivo academicismo y aporta más bien poco al conocedor de la banda. Formalmente, sólo el uso de una filmación hecha por Jim Morrison en su época de estudiante de Cine aliña algo el asunto. Lo mejor es sumergirse durante un rato en la música del cuarteto angelino y volver a escuchar grandiosas canciones que la mente tenía algo aparcadas: 'The end', 'Break on through', 'Love me two times', 'Touch me'... Además, he logrado casi borrar de mi memoria el truño aquel de Oliver Stone con Val Kilmer y Meg Ryan

jueves, 22 de septiembre de 2011

Parecía buena idea


Dentro del proceloso mundo de la música en vivo, en los últimos años se ha puesto de moda lo que el festival británico ATP dio en llamar 'Don't look back'; es decir, un artista interpreta íntegro un álbum antiguo de su trayectoria. Ejemplo: en el último Primavera Sound, Echo and the Bunnymen tocaron no uno sino sus dos primeros discos de cabo a rabo. Bien, pues ahora ha brotado una nueva tendencia que consiste en llevar al escenario un LP ajeno que haya influido sobremanera al artista ejecutante. Hace unos meses, sin ir más lejos, el californiano Chuck Prophet se paseó por la Península reinterpretando 'London calling', posiblemente, el único disco doble de la historia al que no le sobra ni una nota.

La discográfica responsable del asunto, Houston Party, organizó en julio otra gira nacional de carácter similar, con el texano Micah P. Hinson devolviendo a la vida el 'Trompe le monde' de los Pixies, con el añadido de contar con Tachenko como banda de acompañamiento. Un accidente de tráfico interrumpió el proyecto y éste ha podido retomarse en septiembre. Desgraciadamente, mi conclusión es que la iniciativa podría haberse quedado en el limbo y no habría ocurrido nada. Bueno, sí, que me habría ahorrado unas rondas ya que no pagué la entrada.

Sobre el papel, la cosa prometía curiosa, pero tampoco mucho más. Ojalá hubiese quedado curiosa. Los Tachenko estuvieron enormes en el papel instrumental reviviendo la guitarra desquiciada de Joey Santiago o el bajo trotón de Kim Deal, pero el amigo Hinson... ay. Supongo que, dado que en sus discos se presenta como un doliente cantautor -ojo, en el sentido gringo de la palabra, quítense a Ismael Serrano de la cabeza- con gusto por los tempos ralentizados, al hombre lo que le pide el cuerpo en estos eventos es hacer el punkorro.

Y lo hizo a conciencia, dejándose las cuerdas vocales en el intento y bramando como un ciervo buscando compañía en la sierra de Cazorla. El resultado fue bastante penoso, y a la tercera canción ya se veía que aquello no había quien lo salvara. Por otra parte, 'Trompe le monde' me parece el peor álbum de la discografía de los Pixies y me suena casi más a los álbumes de Frank Black que a los del cuarteto. Como curiosidad, sólo apuntar que a más de uno nos pareció escuchar 'quiero un iphone' en vez de 'little eiffel' cuando Micah atacaba el estribillo de 'Alec Eiffel'. Ya ven el nivel.

Vídeo del día: 'Head on', PIXIES

lunes, 19 de septiembre de 2011

Sencillo y al pie


Si en la sencillez radica el secreto del éxito, 'Maletes perdudes' merece todos los parabienes que ha recibido desde su salida a la venta el año pasado. Una mirada atrás, a otra época, desde la perspectiva de cuatro adultos -un francés, un inglés, un alemán y un catalán; sí, como en el chiste- que descubren que comparten padre y que el tipo ademas era un cachondo: a los cuatro les puso, en la lengua correspondiente, Cristòfol.

La labor de investigación sobre el prolífico progenitor, camionero dedicado a las mudanzas en los 60 y 70, y sus compañeros de faena sustenta un relato optimista, que supura joie de vivre. Una suerte de road movie recuperada a partir de la memoria de los recuerdos de quienes vivieron los hechos y de los objetos sustraídos subrepticiamente durante las mudanzas; las maletas perdidas a las que alude el título.

Ameno y de fácil lectura,el que a mí me haya costado no se cuantos meses finiquitarlo no quiere decir que el libro cueste. No eres tú, soy yo. Parafraseando a Wilde, y como explicaba el autor, Jordi Puntí, en una entrevista en El País, "los adverbios son el refugio de los cobardes". El estilo depurado y hasta recortado de Puntí ya me pareció digno de elogio en su primer libro de relatos, 'Pell d'armadillo'. Ahora, en formato largo, ha entregado una novela en la que no sobra nada, algo realmente extraño en estos tiempos.

Vídeo del día: Out my mind, just in tinme, ERYKAH BADU