lunes, 23 de julio de 2012

Festival del carquinyoli (y III)



Concluye aquí este periplo por conciertos de artistas talluditos, aunque ya avanzo que los próximos en ser reseñados tampoco serán unos críos. Lo que sí se mantiene es la vigencia y la modernidad -en el mejor sentido de la palabra- de su música. Pero no avancemos acontecimientos y retrocedamos unos días, cuando servidor cruzó la Diagonal un sábado de junio y se plantó en, ejem, Luz de Gas. Para los no barceloneses o despistados, aclaro que éste es el local donde un ahora luchador por la patria y entonces presidente del Barça gustaba de remojarse en cava como si fuera su despedida de soltero. Lógicamente, en un local de este tipo no actúan según qué artistas, y la exigua programación de conciertos está orientada a un público no precisamente juvenil. Ése era el caso de

BILL WYMAN'S RHYTHM KINGS

¿Quiénes? A ver, si el nombre del combo no les dice mucho y por Bill Wyman no les viene nada, prueben con "el bajista de los Rolling Stones hasta 1993". O esto: El tipo que, con más de 50 años, empezó a salir con una muchacha de 13 (Mandy Smith), se casaron cuando ella cumplió 18 y se divorciaron dos años después. Seguro que esto ya les suena, al igual que lo de que un hijo de Wyman estuvo liado con la madre de Mandy.

Ahora que ya sabemos de quién hablo, pasemos a la música. El viejo Bill -casi 76 años; los publicistas de los primeros Stones le quitaron cinco años para acercarlo a los demás- se ha rodeado desde finales de los 90 de un grupo de amigos, todos ellos viejas glorias del r&b británicos de los 60, para grabar algunos discos y efectuar algunas giras amparados en el tirón rollingstoniano del bajista. Hace un par de años lo dejé pasar, pero esta vez me pudo la curiosidad. Total, 36 euros de nada y cervezas a 8,50....

Menos de 150 personas para un concierto que, eso sí, sonó a gloria bendita. Casi una decena de músicos en escena, con Wyman en el centro pero en segunda fila, como si jugara de pivote, y una ristra de clásicos de los 50 y los 60 que rompen la pana cantados bien por el legendario Georgie Fame, bien por el guitarrista o incluso por una cantante -negra, claro está- que salió tres veces a escena: 'Stormy weather', 'I got a woman', 'I put a spell on you.... Nivelón.

Porque aunque verles las pintas invitaba a la desconfianza, la panda de abuelos ofreció una actuación que merecía mejor fecha, recinto y público. Solventes y profesionales, los Reyes del Ritmo dejaron claro que no son la banda de acompañamiento de Wyman -gracias a Dios,porque los discos a nombre del bajista son terribles- sino lo que antes se denominaba un supergrupo. Y el ex stone no ha montado un grupo para darse aires, sino para salir de gira con los amigos y tocar la música que les gusta. Y hasta cantar.

En efecto, Wyman cantó -digamos que regular, que justito justito- el 'You never can tell' de Chuck Berry y, lo que no se esperaba nadie, 'Honky tonk women'. Este tema ponía fin a la velada, pero hubo tiempo para un bis con, de nuevo, la cantante en escena para el explosivo 'Dancing in the street' de Martha and the Vandellas'. Alborozo, jarana y despedida. Bravo.

Vídeo del día: 'Chicken shack boogie', BILL WYMAN'S RHYTHM KINGS

martes, 3 de julio de 2012

Festival del carquinyoli (II)



Ningún otro artista de entre mis 20 favoritos me ha decepcionado en directo como lo hizo esta banda hace unos años. No una vez, sino dos, en sendos festivales a los que se presentaron fuera de forma, beodos y no contentos con pisotear su propia leyenda, arrastraron por el suelo el buen nombre de la que fue su grupo originario. Con todo y ello, animado por la invitación de mi querida E. y esperándome lo peor no, lo siguiente, me encaminé al Sónar nocturno pensando más en lo extramusical que en lo que podría deparar la actuación de

NEW ORDER

Lo bueno de albergar unas expectativas deprimentes es que cualquier cosa te mejora el ánimo. Así, los New  Order de 2012 se quedaron en vulgares en lugar de patéticos y todo el mundo contento con una versión zapatillera -tanto en variante electrónica como rockera- de la banda que, en algún momento que otro, sonó con tres guitarras a la vez. Nadie se enamoró de un combo que interpreta joyas del pop con la aparatosidad de Soundgarden, pero ellos no se dan por aludidos.

Quizás para compensar la expulsión de Peter Hook -se me escapan los motivos tras 35 años juntos; por muy mal que se lleven, no comparten horas de furgoneta como los noveles- ha regresado Gillian Anderson. Sus teclados suenan lo justo, que para eso están las programaciones, y hasta se cuelga la guitarra. El nuevo bajista debió de encontrar un bajo de Hooky en el local de ensayo -si es que ensayan- porque sus punteos sonaban iguales que los de su antecesor, lo que me llevó a una reflexión -mínima, más que breve- sobre la idoneidad de reemplazar a un músico con un sonido muy definido y personal con un imitador.

El sonido a lata que vomitaban los altavoces tampoco ayudó, pero lo peor de la velada no fue eso sino la manifiesta incapacidad para cantar de Bernard Sumner, quien esta vez tuvo al menos el detalle de mantenerse sobrio y no dar saltos como un chimpancé epiléptico. ¿qué queda entonces? Pues un fiestón para más de 7.000 personas, bastante garrafonero en general, con algunas canciones inmortales entonadas en feliz comunión por una masa ansiosa de cachondeo.

Da igual que 'Regret' no necesite un lifting hardrockero o que 'Bizarre love triangle' no sea 'La Ramona'; todo se toca con la guitarra en modo 'rakaraka', adornado por los 'come on' de Sumner y hasta un silbato de vez en cuando. En el tramo central del show, optaron por un barniz electrónico para 'Isolation' o '586' siempre desde la jarana como punto de partida.

Conclusión: ¿Me gustó? No. ¿Me lo pasé bien? Sí. Y eso que lo de perpetrar 'Love will tear us apart' animando a la gente a berrear 'lolololololo' no se lo perdonaré nunca.

Vídeo del día: 'Temptation', NEW ORDER

Ganar, ganar y ganar



Acabadas las celebraciones, acostumbrados ya al ritual de los campeones -el grito que impuso Luis, "¡Ganar, ganar y ganar!"-, un somero repaso a las actuaciones individuales en la Eurocopa.

CASILLAS: Lo de siempre. Para lo parable y lo que no lo es. Su mejor momento del torneo llegó en los penaltis ante Portugal, pero no cuando se ponía bajo los palos. Antes de los lanzamientos y en el turno de los españoles, el capitán era todo tranquilidad y transmitía una serenidad extrañamente contagiosa.

ARBELOA: Un profesional inmune a las críticas y uno de los futbolistas más inteligentes del continente. Limitado en ataque, no intenta lo que no sabe; en defensa, fue capital para controlar a Ribéry, Ronaldo y Cassano, y salvó el partido inicial con un placaje sin balón en medio campo que casi nadie vio. El italiano de la Roja.

RAMOS: Tras dos partidos iniciales atropellados, aprendió a leer los movimientos de Alba y Piqué y su rendimiento subió a lo estratosférico, a la altura de su año en el Madrid, hasta acabar merendándose a Balotelli. Sobre lo del penalti Panenka y los atributos, cabe recordar que hablamos de un tipo que le paró los pies a un veterano con galones a los tres días de llegar al Madrid. "A mí no me toques los cojones, que yo voy a estar aquí muchos años".

PIQUÉ: El titular del que menos se ha hablado durante la competición ha estado más que soberbio, perfecto, tras una temporada más que complicada. Se ha complementado a la perfección con Ramos, y, como era de esperar, dio un paso al frente a la hora de los penaltis. No en vano, la pareja más echada p'alante del fútbol mundial son los centrales de España.

JORDI ALBA: En el Valencia se tiran de los pelos por no haber cerrado el trato una semana más tarde. La revelación del torneo arrancó ante Italia con dudas y algo lastrado por el peso de la camiseta, pero en seguida se puso las pilas. Dinámico, atento y autor de un gol inolvidable en la final por mucho que la zaga azzurra se durmiera.

BUSQUETS: Capital en todo momento, maestro del corte, el apoyo y la colocación. No hace faltas innecesarias y hasta da pases de gol. El mejor del mundo en su puesto.

ALONSO: Sospechoso hasta esta Eurocopa de obstaculizar el rondo 'made in Barça' del combinado nacional, por fin ha sintonizado con Busquets y los centrales por una parte, y con Xavi por otra. La flojera de este último durante buena parte del torneo le llevó a adelantar su posición en acciones que los contrarios -véase Francia- no supieron detectar. Enterrado queda el debate del doble pivote, de momento.

XAVI: No fue tan épico como el grito de Belauste en Amberes, pero renqueante y dolido, autocrítico como nadie, el faro de la selección se echó el equipo a la espalda en la final hasta que el cuerpo aguantara. Morir matando, podría decirse. Y fue una escabechina en toda regla, la mayor carnicería vista en una final de selecciones del fútbol moderno. "Sí, hoy he sido determinante".

INIESTA: Majestuoso del primer al último día. Su actuación relevando a Xavi al mando de las operaciones frente a Portugal la recordaremos muchos años. Siempre aparece, nunca decepciona.

SILVA: Irregular. Dos momentos inolvidables en el área, cuando paró el tiempo contra los irlandeses y su cabezazo en la final, frente a lagunas físicas y de concentración de aúpa, como frente a Croacia. En cualquier caso, año a año gana en cuajo y solidez.

CESC: Otra actuación enorme que no ha sido suficientemente reconocida. Volvió a ser el de principio de termporada, apareciendo por todo el frente de ataque, tirando paredes con todo el mundo y sublimando el toco y me voy. Un caso curioso: su mejor versión siempre luce la camiseta de la selección.

TORRES: Sale muy reforzado de la Eurocopa, sobre todo de cara a la Premier, pero tampoco ha tenido una actuación que pusiera a Del Bosque en un brete. Se recordará su Bota de Oro y el ser el primero en marcar dos finales seguidas de este torneo.

NAVAS: Cumplidor. Sale para abrir el campo y sembrar dudas entre los rivales y eso hace. Atento al máximo en el gol frente a Croacia.

PEDRO: El revulsivo ideal. Llegó a junio como una moto y ha cuajado una actuación estupenda. Un balón de oxígeno para el equipo.

NEGREDO: Salió frente a Portugal para chocar con Pepe y Bruno Alves y apenas tocó bola. Tampoco fue culpa suya., desasistido frente a la tremenda presiój portuguesa.

MATA, CAZORLA y JAVI MARTÍNEZ: Tuvieron minutos anecdóticos por cortesía del seleccionador.

DEL BOSQUE: Un tipo con las ideas claras, un señor cortés y un pedazo de entrenador. Ha recompuesto un bloque fracturado, ha mantenido la tensión competitiva y cuando ha errado en la estrategia -Portugal- ha acertado con la táctica. Apostó por el falso '9' porque no vio en gran forma a ninguno de sus arietes y además reforzaba su medio campo, que no iba sobrado de vitaminas. Quizás su mayor mérito haya sido mantener siempre la cabeza fría, algo complicado dadas las críticas que comporta la vitola de campeón y favorito.

Vídeo del día: 'Summer wine', NANCY SINATRA & LEE HAZLEWOOD