Ningún otro artista de entre mis 20 favoritos me ha decepcionado en directo como lo hizo esta banda hace unos años. No una vez, sino dos, en sendos festivales a los que se presentaron fuera de forma, beodos y no contentos con pisotear su propia leyenda, arrastraron por el suelo el buen nombre de la que fue su grupo originario. Con todo y ello, animado por la invitación de mi querida E. y esperándome lo peor no, lo siguiente, me encaminé al Sónar nocturno pensando más en lo extramusical que en lo que podría deparar la actuación de
NEW ORDER
Lo bueno de albergar unas expectativas deprimentes es que cualquier cosa te mejora el ánimo. Así, los New Order de 2012 se quedaron en vulgares en lugar de patéticos y todo el mundo contento con una versión zapatillera -tanto en variante electrónica como rockera- de la banda que, en algún momento que otro, sonó con tres guitarras a la vez. Nadie se enamoró de un combo que interpreta joyas del pop con la aparatosidad de Soundgarden, pero ellos no se dan por aludidos.
Quizás para compensar la expulsión de Peter Hook -se me escapan los motivos tras 35 años juntos; por muy mal que se lleven, no comparten horas de furgoneta como los noveles- ha regresado Gillian Anderson. Sus teclados suenan lo justo, que para eso están las programaciones, y hasta se cuelga la guitarra. El nuevo bajista debió de encontrar un bajo de Hooky en el local de ensayo -si es que ensayan- porque sus punteos sonaban iguales que los de su antecesor, lo que me llevó a una reflexión -mínima, más que breve- sobre la idoneidad de reemplazar a un músico con un sonido muy definido y personal con un imitador.
El sonido a lata que vomitaban los altavoces tampoco ayudó, pero lo peor de la velada no fue eso sino la manifiesta incapacidad para cantar de Bernard Sumner, quien esta vez tuvo al menos el detalle de mantenerse sobrio y no dar saltos como un chimpancé epiléptico. ¿qué queda entonces? Pues un fiestón para más de 7.000 personas, bastante garrafonero en general, con algunas canciones inmortales entonadas en feliz comunión por una masa ansiosa de cachondeo.
Da igual que 'Regret' no necesite un lifting hardrockero o que 'Bizarre love triangle' no sea 'La Ramona'; todo se toca con la guitarra en modo 'rakaraka', adornado por los 'come on' de Sumner y hasta un silbato de vez en cuando. En el tramo central del show, optaron por un barniz electrónico para 'Isolation' o '586' siempre desde la jarana como punto de partida.
Conclusión: ¿Me gustó? No. ¿Me lo pasé bien? Sí. Y eso que lo de perpetrar 'Love will tear us apart' animando a la gente a berrear 'lolololololo' no se lo perdonaré nunca.
Vídeo del día: 'Temptation', NEW ORDER
3 comentarios:
Yo los vi el sábado y fue un fiestón que no te lo acabas
Yo los vi hace años y fue un desastre que no te lo acabas.
Yo los vi ese día y fue eso, "loloooololololoooololooo..."
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