jueves, 31 de marzo de 2011

Domingo por la tarde


Unos cuantos comentarios cinematográficos sobre cintas (más o menos) recientes, más centradas en la mera evasión que en el aspecto artístico del asunto, que también hay que descansar.

'Bienvenidos a Zombieland': La mejor película de domingo por la tarde que he visto en muuuuchos años. Por una parte, humor escrito con oficio y talento e interpretado con gracia; por otra, acción bien pautada, con abundancia de citas paródicas. El súmmum, la aparición de Bill Murray as himself. Divertida.

'Los hombres que miraban fijamente a las cabras': La típica película de la que lo mejor que dicen los protagonistas en la promoción es "nos lo pasamos muy bien en el rodaje". Un poco más de seriedad y rigor profesional, amén de un guion en condiciones, le hubieran venido muy bien a la cinta, que se acaba haciendo larga sin que aflore una sonrisa. En resumen, una buena idea echada a perder con un reparto de campanillas.

'Star Trek': La saga del vulcaniano orejudo me ha parecido siempre igual de deleznable que la de los enanos que corren por el monte. Pero esta nueva versión, que presumo poco fiel a la original y que habrá provocado sarpullidos a su fans, me lo ha hecho pasar razonablemente bien. Será porque esperaba un truño considerable o será la mano de J.J. Abrams ('Perdidos', 'Fringe'), pero este reboot -palabro de la semana, algo así como reinicio- del mito trekkie resulta entretenido. Ahora bien, no pidan más.

'Invictus': A los aficionados al rugby y al periodismo que tenemos por archisabida la historia de Mandela y los springboks, sólo nos queda una película bienintencionada y plana, dicen que dirigida por Clint Eastwood aunque en ningún momento lo parezca. Morgan Freeman no se ha querido morir sin encarnar al líder surafricano y el film lo paga con una carencia absoluta de tensión dramática. Queda, eso sí, una bonita historia de superación del odio para pasar en los institutos.

'El secreto de sus ojos': Por fin cine de altura. Campanella teje el perfecto equilibrio entre una historia romántica a la antigua usanza y una trama de thriller sobre la etapa más negra de Argentina. Con un hábil uso de la elipsis y sin caer en la singular verborrea del cine porteño, la cinta eleva el melodrama a arte apoyándose en dos intérpretes superlativos: Ricardo Darín y Soledad Villamil. A partir del segundo visionado -en el primero, la acción no deja lugar a fijarse en la caligrafía-, deténganse en la maestría del plano secuencia del estadio, una joya en sí mismo.

Vídeo del día: 'Sunny afternoon', THE KINKS

lunes, 28 de marzo de 2011

La ciudad no es para mí



Cual Paco Martínez Soria del rock me quedé el pasado jueves en Apolo viendo en directo a Asian Dub Foundation, grupo al que no niego sus méritos, pero que, indudablemente, no es para mí. Fui invitado por un amigote y tuve que bregar con la incomodidad de -compañías obligan- acceder a la sala antes incluso de que saliera a escena la banda telonera.

Esta circunstancia tampoco sería tan grave -total, te instalas en la barra y dale que te pego- si no fuera porque los madrileños Dremen son uno de los mayores horrores que he visto nunca sobre un escenario. Un DJ lanzando bases desde un portátil y seis -sí seis- tipos rapeando un montón de obviedades con escasa técnica y aún menos personalidad.

Esto último no les falta a Asian Dub Foundation, cuyos 15 primeros minutos me parecieron arrolladores. Una combinación de electrónica, hip hop, ragamuffin, hardcore y bhangra dinámica, agresiva y saltarina que hace más de una década sonaba tremendamente original y hoy en día, a fuerza de malos seguidores y peores imitadores, ha visto como su impacto se ha diluido.

Dicho lo cual, al cabo de un rato mi sensibilidad hacia el discurso musical de estos londinenses de ancestros indios se había evaporado. Así que pasé el rato de charleta en la parte posterior de la sala para no molestar a los que querían seguir el bolo, una actitud -la mía- que ya podrían tener muchos en otros conciertos, los muy cabrones. Como ven, no dio la cosa para muchas conclusiones.

Video del día: 'Fortress Europe', ASIAN DUB FOUNDATION

martes, 22 de marzo de 2011

Frío, frío



Scorsese y HBO unen fuerzas para una serie ambientada en los años de la Ley Seca en Atlantic City. El anuncio nos tuvo a muchos casi un año pendientes de la llegada de 'Boardwalk empire', que prometía hacerse con un puesto en lo más alto del escalafón catódico. Pues bien, vista ya la temporada de debut, no hay para tanto. Es correcta y poco más, así que uno tiene derecho a sentirse decepcionado.

Voy primero con lo malo: 'Boardwalk empire' transmite más frialdad que Iniesta en una verbena. Le falta vida, aire, duende, mojo, llámenlo como quieran. No hay una dirección que imprima un tono, un sello característico, a la historia. No recuerdo ahora mismo ningún plano ni secuencia memorables cuyo recuerdo se adhiera a la retina. Tampoco hay diálogos a la altura del esfuerzo invertido en la producción; demonios, una historia de rufianes, corruptos y mafiosos en los (aparentemente) felices años 20 -con personajes reales incluidos como Capone y Luciano- y ni una sola línea que retener.

Tampoco brilla la labor actoral de Michael Pitt como Jimmy, más tieso que una escoba e incapaz de transmitir las turbulencias interiores que atormentan a su personaje. Precisamente esa sensación de que 'no pasan cosas' puede que sea el mayor problema de la producción, ya que, a diferencia de, por ejemplo, 'Mad men', el mundo interior de los personajes no consigue hacer avanzar la acción.

Aclaro aquí que Scorsese dirigió el primer episodio y ejerce como productor ejecutivo, uno más de un grupo que incluye al polifacético Mark Wahlberg, pero que el máximo responsable del proyecto, lo que se conoce como creador, es Terence Winter, que se curtió en el equipo de 'Los Soprano'. Winter se puso manos a la obra a partir de un libro sobre los años oscuros en los que floreció Atlantic City bajo la égida del cacique republicano Nucky Johnson.

Ahora toca lo bueno: Steve Buscemi como el mandamás que controla la ciudad y KellyMcDonald-la esposa de Josh Brolin en 'No es país para viejos'- como inmigrante irlandesa bordan sus papeles. La ambientación, los decorados o el vestuario alcanzan el sobresaliente, cosa por otra parte lógica con un presupuesto sólo para el episodio piloto de 18 millones de euros. Y ha nacido un mito erótico llamado Paz de la Huerta, un bicho que quita el hipo y sale desnuda unas cuantas veces.

Con todo, 'Boardwalk empire' ha conocido un moderado éxito de crítica y público en EEUU y fue renovada en seguida para una segunda temporada. Triunfó en los Globos de oro y apunta alto para los próximos Emmy. Es curioso que los galardones televisivos suelan ser una garantía a diferencia de los cinematográficos, sobre los que es mejor no hablar. Tampoco hay mucho que decir sobre los créditos iniciales de la serie, los peores que he visto en una producción de calidad.

Vídeo del día: 'Kaputt', DESTROYER

miércoles, 16 de marzo de 2011

Vuelve el 'spaghetti western'





No estoy muy seguro de que sea recomendable para todos los niños, ni tampoco sabría decir a partir de qué edad debería permitirse su visionado; pero lo que sí sé es que 'Rango' es de las cosas que mejor me lo ha hecho pasar en los últimos tiempos. Claro que, como me apuntó Nicodemo, siempre que voy al cine con mi sobrino salgo encantado. Y eso que no he visto 'Toy story 3'.

'Rango' no es Pixar; es la primera película de animación hecha al 100% por la Industrial Light & Magic de George Lucas. Rodar las secuelas de 'Piratas del Caribe' debe de dejar mucho tiempo libre porque Gore Verbinski y Johnny Depp -director y estrella de la saga, respectivamente- se aliaron para enfrentarse al desafío de reinterpretar el spaghetti western desde la óptica animada.

La cinta funciona a partir de su falta de pretensiones. No es cine de altura como 'Up' o 'Wall-e', pero es un descojone, si me permiten la expresión. El público adulto se lo pasará bien con los guiños no sólo al cine del Oeste -'Por un puñado de dólares', 'Centauros del desierto'- sino a otras cintas -'Apocalypse now', 'Miedo y asco en Las Vegas'- de las que es mejor no hablar mucho aún a los pequeños. El que a mí me acompañaba se lo pasó en grande con la profusión de escenas de acción y chistes asequibles. "Hay muchos tiros", resumió satisfecho, así que ojo con los muy chicos.

El argumento quizás sea lo de menos. Un camaleón con ínfulas actorales se encuentra ante el personaje de su vida al hacerse pasar por sheriff en Polvo, un pueblo en el que escasea el agua, el bien más preciado. A partir de ahí se lo pueden imaginar. Sobre las voces -Johnny Depp y compañía- no puedo opinar ya que la vi doblada, es lo que tiene ir con niños. Y se liga más, pero ésa es otra historia.

Vídeo del día: 'Me and the farmer', THE HOUSEMARTINS

lunes, 14 de marzo de 2011

A tumba abierta




La memoria juega malas pasadas. Rememoraba el otro día cuántos años hacía de la anterior vez que había visto actuar a Faemino y Cansado -diecisiete, toma ya- y recordé súbitamente que vi un segundo bolo dos meses después del primero. Vamos, que salvo esporádicas apariciones televisivas, -y dado que las entradas para verles duran menos que nada en las taquillas- hacía tiempo que no sabía nada del célebre dúo madrileño.

Por ello, que me invitasen al Borràs a ver el dúo me colmó de felicidad. Lástima de un amago gripal que me dejó algo tocado y no me dejó al 100% de mi capacidad espectadora. Con todo, me reí lo que no está escrito y se me pasó volando la hora y media de show, el sexto -'Son dos', se llama- que suben a un escenario en 23 años, aunque ellos suelen decir que se limitan a dar una vuelta de tuerca a lo mismo.

¿Qué es lo mismo? Pues contemplar el absurdo desde una perspectiva lógica. O al revés. O anunciar un intermedio y quedarse ellos en el escenario a sus cosas. O anunciar un número y empezar con una introducción cuya duración triplica la del número propiamente dicho.

Analogías ya se han hecho muchas y no se me ocurre ninguna más original ni más acertada que la de Groucho y Harpo encarnados en Javier Cansado y Carlos Faemino, o la más clásica del payaso augusto y el clown. Pero el mérito de este dúo es cómo agarran un texto y se lanzan a tumba abierta por la pendiente de una jam session humorística libérrima. Se quiebran, se fintan y se ríen, porque se hacen gracia. Y a mí. Mucha.

Video del día: 'ÜBerlin', REM

miércoles, 9 de marzo de 2011

Pas de problème



No es que me haya dado ahora una especie de fiebre por el soul, que siempre me ha interesado, pero ya es casualidad que caigan tan próximos en el calendario dos conciertos apetecibles de este género. Primero, Janelle Monáe, y después, Sly Johnson. Del segundo tengo que decir que no había oído hablar de él hasta cuatro días antes de su actuación, pero eso no fue óbice para disfrutar de una velada la mar de agradable.

Pese a este nombre tan de Alabama, el amigo Johnson es francés y ejerció de rapero hasta hace bien poco como integrante de Saïan Supa Crew, notable combo de la escena hip hop gala. Pero se conoce que debió de cansarse del chándal y descubrió que nada luce más que un buen traje. También en lo musical, porque el parisino se atreve en '74', su disco de debut, con 'Fa fa fa fa fa (sad song)' del inmortal Otis Redding y se mira en su espejo a la hora de abordar un repertorio contemporáneo pero con sabor negro sesentero.

Arropado por una banda reducida pero competente, y sobre todo, por una corista mulata de curvas rotundas y peinado imposible, Sly nos retrotrajo a los años dorados del género para, en la recta final, repescar de su pasado hiphopero sus habilidades con dos micros y un sampler.

Aplicándose en el beatboxing -ya saben, hacer ruiditos como una caja de ritmos- y programando esos sonidos en forma de loops, Johnson jugó a ser magic (si no lo escribo, reviento) con una serie de trucos que nos dejó boquiabiertos un rato. Quizás sobraron los últimos minutos de pirotecnia técnico-vocal, pero la simpatía del tipo hizo llevadero el número.

Curiosamente, pese a que formaba parte de los Caprichos, ciclo de bolos que organiza la propia sala-, la actuación registró apenas media entrada, lo que se traduce en una gran comodidad para el espectador, qué le vamos a a hacer. Con tan poca gente, lógicamente, los conocedores de la lengua de Abidal éramos tan escasos que notre ami optó por hablarnos, al igual que cantarnos, en inglés. Pas de problème.

Vídeo del día: 'I'm calling you', SLY JOHNSON


Rectificación: Como bien me ha hecho notar Nicodemo, la actuación sí estaba programada originalmente en La 2 de Apolo. Así que corrijo y entono el mea culpa.