martes, 21 de julio de 2009

Això és una dona



Hasta hace una semana, Lucinda Williams era un nombre que me sonaba vagamente asociado a las cunetas de country de las tiendas de discos. Pero ni idea de sus discos, su canciones o la cara que tiene. Pues bien, el lunes por la noche me hubiera casado con ella. Qué mujer, qué carisma, qué voz, qué canciones, qué banda, qué concierto...

Les decía que hace unos días, una serie de artículos sobre la señora Williams y su inminente debut en España llamó mi atención. Como las fuentes eran fiables, pedí un favor, me fue concedido y conseguí una entrada. Solito, fui a Apolo apurando la hora y entré con el bolo recién iniciado. Luego me enteré de que, al estilo de los grandes del soul, la banda había estado tocando casi media horita, a modo de calentamiento, sin la diva en escena.

La señora Williams lleva tres décadas dando lustre a una carrera labrada a base de canciones descarnadas sobre barras de bar, noches prometedoras y amaneceres decepcionantes. Todo ello, envuelto en un rock con pinceladas country y ocasionales apuntes de folk y blues. A lo ya dicho, súmenle una voz rota, poderosa, macerada en bourbon y Marlboro, y tendrán a una intérprete superlativa.

El punto definitivo al guiso lo aportaba una banda sensacional -dos guitarras, bajo y batería- que, curiosamente, parecía bastante más joven que la solista. A todo esto, Lucinda va por los 56 años y su look actual la asemeja bastante a Chrissie Hynde, la de Pretenders. Delgada, pelo negro, vaqueros apretadotes, como decían de la señora de Jordi Pujol sus fieles, "això és una dona".

Dicen sus seguidores que la de Louisiana se ha domesticado, que ya no es la fiera dispsómana de antes. Bien, no puedo comparar por falta de referentes, pero la mujer dio uno de los conciertos más cálidos que he visto en mucho tiempo. Arropada por unas 600 almas muy entusiastas, la Williams se esforzó por conectar con su público y llegó a vérsela emocionada por la respuesta del respetable. Un loable caso de retroalimentación.

Concluidos los bises, salió a escena sola con su guitarra y las gafas de ver puestas para cantarnos Adiós corazón amante de Violeta Parra. Leyendo a duras penas la letra y cantando en un voluntarioso español, Lucinda nos mandó a casa con un regalo.


Vídeo del día: 'Essence', LUCINDA WILLIAMS

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Violeta Parra? Cada vez te entiendo menos.