miércoles, 28 de abril de 2010

Mal perder



Dentro de la retahíla de deportes que no me interesan lo más mínimo, el alpinismo opta a diploma olímpico. Con lo bien que se está en la playa, ¿para qué demonios hay que subir a 8.000 metros y jugarse la vida? Si es para un documental de la BBC, vale, pero si me dicen que es un deporte, no compro.

A todo esto, los imitadores de las cabras montesas se han creado una mitología a su gusto con todo ese rollo de la conexión mágica con la montaña, el desafío del hombre contra la naturaleza, etc. Todo místico y altruista, a años luz de la mercantilización del fútbol y otras disciplinas peseteras.

Ahora bien, cuando a Edurne Pasaban le da por ser la primera mujer que holla la cima de los 14 ochomiles -en dura pugna con una coreana llamada atención Oh- hay que aplaudir unánimemente y animarla en este desafío. ¿Pero no habíamos quedado en que aquí no hay competitividad? Y viene lo mejor: dice la coreana que ya está, que prueba superada, y la otra reclama como un equipillo de fútbok para que le retiren una tarjeta. Pues vaya fair play.

Sí, ya. Lo que hay es un montón de dinero en juego. Publicidad, libros, programas de televisión y una larga ristra de maneras de rentabilizar el asunto de el hombre (o la mujer, en este caso) frente a la pared de hielo y roca. Nada, a otro perro con ese hueso.

Vídeo del día: 'Let's go surfing', THE DRUMS

viernes, 16 de abril de 2010

¿Qué será lo que tiene el negro?



Ya que voy a contar cuatro cosas sobre la última película de Roman Polanski, supongo que sería lógico referirme a lo de su detención en Suiza 40 años después de salir pitando de EEUU a causa de su procesamiento por presunta violación a una menor. Por mucho corporativismo artístico que haya copado los medios, por mucho que según qué lectura jurídica los hechos puedan haber prescrito y por muy tramposa que fuera la instrucción de la causa en su día, hay una cosa que no cambia: Polanski drogó a una niña de 13 años para, a continuación, zumbársela. Que la entonces menor le haya perdonado puede ser un atenuante, pero no exime de que la justicia le meta un buen paquete.

Hasta aquí la lección de moral. Ahora, al cine. Para empezar, problemas en el título: ' The ghost writer' se traduce como 'El escritor' cuando, en puridad, debería ser no 'El escritor fantasma' -que no tiene sentido en español- sino 'El negro' o 'El negro literario'. Pero claro, en estos tiempos de corrección política hubiera sido mucho pedir un poco de respeto a la intención original del autor. Seguramente con lo de la niñita y el cineasta polaco la distribuidora ya tenía bastante.

El argumento del film y de la novela de Thomas Harris -autor enfrascado en una trilogía de novelas históricas sobre Cicerón- gira alrededor de un escritor de autobiografías; es decir, un negro literario, encarnado por Ewan McGregor, al que le cae el encargo de su vida: hacerse cargo de la memorias de un ex premier británico laborista y muy proamericano al que le llueven las acusaciones de crímenes de guerra cometidos con su anuencia. Sí, Tony Blair estará cabreadísimo, pero al menos le han puesto la cara de Pierce Brosnan. Y otro nombre, claro; si no, al juzgado.

El autor viaja a una isla en Nueva Inglaterra donde el político y su círculo íntimo se han refugiado (no sea que en su país le entrullen) y se hace cargo del proyecto, paralizado hasta su llegada a causa de la muerte en circunstancias cuando menos oscuras de su antecesor. No cuento más, pero les avanzo que esa muerte -los tres o cuatro primeros minutos del metraje- contiene los únicos planos de la película en que no aparece McGregor, omnipresente durante más de dos horas.

No se resiente de ello 'The ghost writer' (la vi en VO). Es más, pasa rápida gracias a la buena mano de Polanski para combinar la vertiente de thriller puro y duro con la denuncia política. Lástima de una escena -digamos de acción- mal resuelta por inverosímil, pero el relato fluye manteniendo la tensión y hasta cierta carga erótica. Por otra parte, la villa del político y la isla donde está situada conforman un elemento esencial para definir el clima de malos presagios que acompaña la acción. En gran medida, la película guarda relación con obras anteriores de Polanski, como 'Chinatown' o 'La semilla del diablo', donde el protagonista se huele algo pero no deja nunca de ir a remolque de quienes tejen los hilos.

El reparto, de excepción, es una de su grandes bazas. Salen, por ejemplo, en papeles realmente reducidos, Timothy Hutton, Jim Belushi o Eli Wallach. Correctos Brosnan -irlandés haciendo de escocés- y Tom Wilkinson -inglés haciendo de estadounidense, vaya lío-, y bravo por las dos mujeres con papeles de imporatncia. Como turbia esposa del ex inquilino de Downing St. lo borda Olivia Williams, una mujer realmente interesante. Y no menos gozosa en su madurez aparece Kim Cattrall, a quien no reconocí -se parece, pensaba durante la proyección- a causa de su perfecta imitación del acento inglés. Por si alguen no sabe quién es, se ha pasado una década haciendo de comehombres en 'Sexo en Nueva York'. Pero si el lector tiene una edad, tal vez reconozca a esta loba aulladora.

El desenlace, muy de Polanski, se agradece. El caballero seguramente no sea eso, un caballero, pero, como dijo Guardiola de Antic, sabe un huevo de cine.

Vídeo del día: 'As time breaks off', DELOREAN

lunes, 12 de abril de 2010

Madurez y seriedad



Ni jugando medio partido con una mano atada a la espalda (eso vino a ser el experimento Alves) corrió peligro la victoria del Barça en el Bernabeu. Es curioso que el Pep team juegue los derbis más a gusto en el estadio madridista que en el propio; será cuestión de madurez, imagino. Aquí tienen el habitual uno por uno de estas ocasiones:

VALDÉS: El mejor portero del mundo. Su ausencia del Mundial supondría un escándalo, y Del Bosque se lo está pensando. A su frialdad y concentración se ha añadido un juego de piernas nunca visto en un guardameta.

CASILLAS: Junto a Julio César, el segundo mejor portero del mundo. La parada a Messi sacando una pierna es antológica.

PUYOL: Está inmenso. Físicamente, le costó arrancar el curso, pero ahora vuela. Llega a todo y sin cometer faltas.

S. RAMOS: El viaje que le arreó a Messi expresa perfectamente su frustración. Quiso tirar de su equipo y cuando pidió balones le enviaron sandías.

PIQUÉ: Tras un tramo central de la temporada algo dubitativo, volvió a doctorarse en Chamartín. Asombró al esprintar con CR9 y llegar juntos a la meta.

ALBIOL: Vivió relativamente tranquilo sin un 9 al que tapar. Cuando a Messi le dio por asomar por su zona, lo hizo a tal velocidad que había poco que hacer.

MILITO: Fundamental en la defensa a balón parado y tirando la línea del fuera de juego. Un seguro de vida.

GARAY: Más o menos como Albiol, con la particularidad de que sufre más al salir a campo abierto. Va justito para esa camiseta.

MAXWELL: En su línea de jugador maduro y sin alardes. Lee muy bien el fútbol y por eso encajó desde el primer día en el Barça.

ARBELOA: Contuvo a Alves en la primera parte y anduvo siempre atento. Contra el gol de Pedrito poco pudo hacer: extraordinario envío y mejor definición.

BUSQUETS: Un par de errores puntuales no lastran una actuación fastuosa. Hablando de medios defensivos, roba como Makelele, se coloca como Deschamps y la toca como Rijkaard. Vamos, que parece Mauro Silva.

X. ALONSO: El plan de Florentino -sin extremos a los que lanzar ni volantes con que combinar- le limita a buscar a los puntas a la tremenda. En lo defensivo, choca más de lo que debería y sufre ante los tocadores. Y si el Barça tiene algo...

KEITA: Es el pegamento perfecto y el ejemplo más claro de la solidaridad que le pide Pep al equipo. Estuvo de notable, como acostumbra.

GAGO: Lo bueno es que lo dio todo. Lo malo es que eso sea tan poca cosa.

XAVI: Imperial. Si la versión 1.0 fue un buen jugador algo frío, la 2.0 -que salió al mercado hará unos cuatro años- es el mejor centrocampista del globo. Gobierna los partidos, las finales y los derbis con un compás.

MARCELO: Atolondrado como acostumbra. No ha nacido para jugar en el Madrid, como diría aquél.

ALVES: Extraviado como extremo, ni se acercó a la línea de fondo. De lateral no rompió porque era hora de tocar y asegurar el dominio. De hecho, subió una vez y Guardiola lo quería matar.

VAN DER VAART: Sus cualidades técnicas pesan muy poco en los partidos de verdad. De no ser por el mano a mano fallado, no recordaríamos si jugó o no.

MESSI: Ha llegado al máximo nivel como jugador, el de los que ganan partidos. Y a los 22 años. No sé qué más decir y tampoco he dicho nada original.

HIGUAÍN: Un caso insólito de ataques de irrelevancia. El sábado padeció uno de los más severos.

PEDRITO: Mi héroe del partido, sobre todo por cómo se aplicó en defensa. El control orientado del gol es fabuloso, por no hablar de la definición. Jugador eléctrico, de optimismo contagioso.

C.RONALDO: Su egoísmo es aún mayor que su talento. Juega para él, no para el equipo. Y en los choques decisivos, eso es pegarse un tiro en el pie.

INIESTA: Mermado físicamente, aportó control y poco más. Quizás Bojan hubiera dado más en esos minutos.

GUTI: Está para lo que está. Su pase a Van der Vaart lo tendrá aún a los 60 años.

MÁRQUEZ: Entonado. Suplió su lentitud con colocación como en sus mejores tiempos.

BENZEMA: Entró para contentar al palco. Puede que sea el nuevo caso Anelka.

RAÚL: Cuando entró dije 'si hay un barullo en el área, lo caza'. Acerté. Lástima de la torpeza de Benzema.

Vídeo del día: 'My old ways', DR. DOG