jueves, 20 de mayo de 2010

Barro, mosquitos y japos




Aparte del inminente final de 'Perdidos' -que tiene tela, vaya manera de perder los papeles, pero ya hablaré en breve de ello-, la sensación de la temporada televisiva -siempre que se tenga TV de pago o se use internet- ha sido 'The Pacific', la nueva vuelta de tuerca de HBO y del dúo Spielberg-Hanks sobre la II Guerra Mundial. Si tras el éxito de crítica y público que supuso 'Salvar al soldado Ryan', director y actor se unieron a la cadena de pago para rodar 'Hermanos de sangre', una miniserie sobre una compañía de paracaidistas yanquis que narra su periplo desde que se entrenan en Inglaterra hasta que ocupan Austria, ahora las miras se han centrado en la menos tratada en cine y televisión campaña del Pacífico.

En este caso, los guionistas se han centrado en las andanzas por separado de tres marines que combatieron en Guadalcanal, Cabo Gloucester, Peleliu, Iwo Jima y Okinawa. Y su trabajo ha servido para arrojar luz sobre batallas de las que el común de los mortales sabe más bien poco, como la de Peleliu, uno de los episodios más sangrientos de la contienda. En este sentido, el dramatismo y la sensación de verosimilitud de las escenas bélicas ponen los pelos de punta.

El realismo en las durísimas condiciones -lluvias, insectos, enfermedades, escasez- de la guerra del Pacífico también puntúa alto dentro de lo más destacado de esta miniserie (10 capítulos) que, desde luego, aleja toda condición romántica del hecho de ir a pegar tiros al enemigo. El único valor positivo que desprende es la camaradería, que de hecho era el eje sobre el que pivotaba su antecesora 'Hermanos de sangre'.

Ambas comparten también el testimonio de veteranos de la II Guerra Mundial que introducen cada capítulo con comentarios nada épicos y sí muy sabios. Es lo que tiene la provecta edad de estos señores y el haber sobrevivido a una carnicería: que te quitas importancia.

'The Pacific', no obstante, peca de irregular al alternar las historias de los tres protagonistas, tres tipos muy diferentes entre sí, y con circunstancias vitales más apasionantes en algún caso que en otro. Ello provoca que, en momentos determinados, uno quiera que X deje de salir en pantalla mientras se halla en retaguardia y la acción se centre en Y, que está combatiendo a los nipones a sangre y fuego. Lo mismo ocurre en el episodio que ilustra cómo los marines fueron enviados a Melbourne (Australia) tras la batalla de Guadalcanal y pasaron una temporada encantadora persiguiendo a las aussies: Narrativamente impecable, pero el cuerpo pide caña.

Vídeo del día: 'Melancholy rose', MARC ALMOND

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Hermanos de sangre" era brutal.Con que esta sea solo la mitad de buena, valdrá la pena.