viernes, 8 de abril de 2011

Ver (y oír) a Dios de cerca




Supongo que a ustedes, por The ABC & D of Boogie Woogie no les viene nada. A mí tampoco me venía hasta que hace unos días, trampeando por internet, descubrí que tan curioso nombre esconde a un cuarteto de músicos ingleses tan veteranos como desconocidos, a excepción del batería, un tal Charlie Watts, que quizás les suene como integrante de un combo llamado The Rolling Stones.

El amigo, un jazzman al que convencieron tres tipos en 1962 para que tocara rhythm & blues y rock and roll con ellos, ha seguido tocando la música que más le gusta de forma esporádica, grabando algún álbum que otro y ofreciendo actuaciones en clubs. Cuando el pianista Axel Zwingenberger, vecino de adolescencia, le comentó que tocaba boogie woogie con otro pianista y un bajista, Watts se apuntó. Así, han venido tocando en pequeños locales en Gran Bretaña, Alemania y Austria antes de recalar en la Ciudad Condal.

El cuarteto actuó tres noches seguidas en, ejem, Luz de Gas. Los precios de las entradas eran astronómicos para el público de pie y directamente extraterrestres si querías verlo sentado. Además, darse al bebercio tampoco era barato -ocho pafias la cerveza- pero, qué demonios, no viene Charlie Watts por aquí todos los días, así que hubo que romper la hucha. Por los precios, la escasa promoción o la ignorancia de la masa, no lo sé, el día que fue servidor -jueves 7- quedaron entradas por vender.

¿La actuación? En términos generales, correcta y poco más. Los tres músicos que no son Rolling Stones demostraron ganas, entusiasmo de veteranos y poco más. El repertorio, en su mayoría instrumental, pasó por clásicos de Jerry Lee Lewis o Ray Charles con la pulcritud de un grupo de aplicados aficionados devotos de la variante más festiva del r&b. Como en los espectáculos de antes, tocaron una horita, pararon un cuarto de hora y tocaron luego otros 60 minutos.

Pero qué importa todo cuando ves a Dios tocar la batería a cinco metros de ti. Y además te llega directamente el sonido de platillos y tambores sin amplificar, porque estás más lejos de los bafles que del músico. Un profano en términos percusivos como yo pudo así aprender una serie de trucos sobre cómo tocar la batería con clase y recursos y, además, disfrutar como un gorrino en una charca. Porque Charlie sonríe y se ve que disfruta tocando con tres amigotes ante un centenar largo de asistentes igual o más que en un estadio ante una masa vociferante.

Con un sencillo polo y los sempiternos calcetines de rayas, Watts me pareció la viva imagen de un hombre tranquilo, modesto -le cuesta horrores lucirse o salir a saludar- y feliz. Ahora sólo queda que el año que viene, cumplidos ya los 70, reciba una llamada para embarcarse en una gira mundial que, me temo, no pasará por Luz de Gas.

Vídeo del día: THE ABC & D OF BOOGIE WOOGIE (+ JOOLS HOLLAND)

2 comentarios:

truco o trato dijo...

¿Podrías concretar los precios astronómicos y extraterrestres? Siento curiosidad

Sobrevalorado dijo...

Hablamos de 50 y 90 pafias, respectivamente.