Mis previsiones sobre el PSM festival se vieron alteradas en cuanto pisé la sala Apolo. Esperaba algo que, en conjunto, artísticamente quedara en lo bienintencionado y poco más, a causa de los problemas logísticos, el número de actuantes, etc.... Vamos, lo habitual en estos casos. Pues no. Fue todo lo contrario, con bolazos en general y un balance estrictamente musical para dar palmas con las orejas. Por si alguien se ha despistado, PSM son las iniciales de Pedro San Martín, músico de La Buena Vida fallecido hace unos meses, y todo ese tinglado era un homenaje a su figura más como persona -hay que ver lo querido que era el tipo entre su profesión- que como artista .
En cambio, me imaginaba un público respetuoso, que sabía a lo que venía. Lamentablemente, de todo hubo, aunque lo negativo siempre llama más la atención. Fans muy desatados de Chinarro o Planetas lo dieron todo viendo a sus ídolos -algunos parecían una despedida de soltero- y luego se largaron -algunos; queda feo pero en el fondo es mejor- o se quedaron a comentar la jugada a grito limpio. Por ejemplo, en el cierre a cargo de la Sgt. Peter's Apolo Hearts Club Band (los restantes LBV) había un muy numeroso núcleo fiestero en la barra que daba que pensar.
Me perdí el arranque con Tortel, Rafa Berrio, Nosoträsh y entré durante la actuación de Clovis. La tónica de la noche fue tocar dos o tres temas propios e interpretar un
cover de LBV. Así, Antonio Luque (Sr. Chinarro) optó por 'La calle del Carmen' y se mostró nervioso y locuaz recordando al desaparecido. El Grupo de Expertos Solynieve evidenció que tiene canciones buenas y otras discretas, y rescataron
'Calles y avenidas'. De Ama poco les puedo decir porque salí a fumar fuera. Bueno, yo no fumo, pero eso es colateral.
Fernando Alfaro y Joaquín Pascual se reunieron junto un bajista y se lanzaron por la senda de la memoria. Versión poco conocida, '
Blues por Charlie', y un '
Fuerte' electroacústico cerró su pase recordándonos que Surfin Bichos fueron (de) los más grandes. Posteriormente le llegó el turno a Nacho Vegas, que eligió
'Trigo limpio' y me dejó la sensación de que es muy bueno -que losigue siendo, vamos-, pero que ahora mismo no sería capaz de aguantarle una hora y media en un teatro.
Después de tanta contención, llegaron Lori Meyers al completo y pusieron patas arriba la sala con esa onda estilo Brincos que coloreaba sus dos primeros discos y que luego han aparcado en beneficio de una poliédrica pesadez. Su directo es un rodillo, pero sigo pensando que la segunda batería es su aportación al fenómeno del juez de gol en fútbol o cómo darle a un cuñado una localidad inmejorable. Versionaron '
Segundas partes'.
Lo mejor de la velada, con diferencia, fue el atronador set de Triángulo de Amor Bizarro. Dos de sus mejores temas para empezar, y luego, el plato fuerte: mi canción favorita de LBV, '
Magnesia', pasada por el filtro de los gallegos y convertida en una espiral de distorsión sin traicionar el espíritu original del tema. Ruido y emoción a paletadas, qué grupo tan grande.
Los Planetas salieron a escena con el fichaje episódico de Antonio Arias a la guitara, que les hace ganar enteros: Yo lo alistaba y le hacía cantar medio repertorio. De sus temas propios, '
Santos que yo te pinte' fue el que alcanzó mayores cotas de comunión con su parroquia, mientras que el cierre lo echaron con '
Tormenta en la mañana de la vida'. La salida a continuación de Ellos, que no despertaban la simpatía de una amplia parte de la audiencia, quizás no estuvo bien secuenciada, como se dice ahora. Tras sus catastróficos últimos directos presenciados por servidor, el sábado estuvieron aceptables. Y más que dignos sonaron cuando se atrevieron con '
Los planetas' junto a una amiga del homenajeado.
El cierre lo puso la ya mencionada Sgt. Peter's Apolo Hearts Club Band, con parlamento laudatorio incluido a cargo de Mikel, a quien no reconocí en un primer momento. Todos nos hacemos mayores, me temo. Interpretaron tres canciones de 'Hallelujah' -'
Los vientos', '
Trigo limpio', '
Sólo tienes lo que das'-, disco que precisamente cumple ahora diez años, y lo que tenía que haber sido un recogimiento respetuoso se malogró por culpa de un batallón de cretinos que me pregunto qué demonios estaban haciendo allí. Al final, saludo de todos los actuantes encabezados por la novia del finado, que estuvo presente buena parte de la velada a través de la proyección de fotografías de su álbum familiar. No sé yo si fue una buena idea del todo, era muy extraño.