miércoles, 23 de septiembre de 2009

El hombre que sabe



Noche de aniversario el lunes en el palau Sant Jordi. Un señor que cumplía 75 años nos puso a unas 11.000 personas la piel de gallina en un concierto de más de tres horas -único pero- que sólo cabe calificar de emocionante. Leonard Cohen estará algo mayor pero aún sabe cómo imprimir calidez y poesía a unas canciones imperecederas.

La pista del Sant Jordi lució acondicionada con sillas y entradas muy caras para ver al canadiense en su (probablemente) última gira, obligada para asegurarse una vejez con posibles después de que su manager -en busca y captura- de toda la vida le desplumara. Y en esto que salió a escena el artista y recibió una atronadora ovación de bienvenida a la que no me pude sumar porque me hallaba en la cola del bar tratando de aprovisionarme. Y así me perdí casi toda la primera canción, 'Dance me to the end of love'.

La banda, profesional y solvente, arropó convenientemente al maestro Leonardo, como le llama Enrique Morente, eunque en ocasiones pecó de un toque AOR con exceso de virtuosismo incluido. Para servidor, lo mejor fue una de las coristas, cuyo recuerdo permenecerá para siempre en mi corazón.

A lo que iba. La primera parte del recital incorporó temas que no figurarían seguramente en el Top 10 de los muy fans, a pesar de incluir delicias como 'In my secret life' o 'Everybody knows'. No obstante, de las 11 canciones interpretadas -además de un poema leído- no le hubiera ido mal al conjunto ahorrarse una o dos. Ya saben, menos es más.

Porque aquello duró algo más de tres horas. Tras unos 20 minutos de descanso, la segunda manga sí ofreció joyas a cascoporro. De hecho, el arranque con 'Tower of song', 'Suzanne' y 'Sisters of mercy' encandiló al sector más pureta de la audiencia, que iba desde veinteañeros con curiosidad y gusto musical a casi coetáneos del artista.

'Hallelujah', una de las mejores canciones jamás escritas, derramó escalofríos en las espaldas de los presentes. Eso sí, debo admitir que la canción gana en las voces de Jeff Buckley o Rufus Wainwright, sin desmerecer el cadencioso y sentido fraseo de Cohen. Y siguió la piel de gallina con 'I'm your man' y 'Take this waltz'.

Ya en los bises, abrió fuego 'So long, Marianne' y siguió la que quizás sea mi favorita, 'First we take Manhattan', recibida de forma atronadora y con decenas de entusiastas abandonando su asiento para acercarse al escenario. Sobre la tarima, Cohen cantaba con su voz sepulcral, la de un hombre que sabe de qué va esto de la vida, y nos lo cuenta con poesía y emoción.

Recuperó 'Famous blue raincoat', amagó con terminar con 'Closing time' y antes de despedirse aún hubo tiempo para 'I tried to leave you' y un tema, 'Whither Thou Goest', que sirvió para que los músicos dijeran adiós uno por uno. Y se fue dando saltitos y bailando como el hombre feliz que dijo ser. Yo lo fui durante un rato.

Vídeo del día: 'First we take manhattan', LEONARD COHEN


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Envidia, mucha envidia te tengo

Amanda dijo...

...pues anda que yo... 75 años y una semana, Mr Cohen....

Anónimo dijo...

Escoltar la veu d'en Cohen em fa somiar. Llegir com descrius el concert: sospirar.
Simpar M.