Por ello, que me invitasen al Borràs a ver el dúo me colmó de felicidad. Lástima de un amago gripal que me dejó algo tocado y no me dejó al 100% de mi capacidad espectadora. Con todo, me reí lo que no está escrito y se me pasó volando la hora y media de show, el sexto -'Son dos', se llama- que suben a un escenario en 23 años, aunque ellos suelen decir que se limitan a dar una vuelta de tuerca a lo mismo.
¿Qué es lo mismo? Pues contemplar el absurdo desde una perspectiva lógica. O al revés. O anunciar un intermedio y quedarse ellos en el escenario a sus cosas. O anunciar un número y empezar con una introducción cuya duración triplica la del número propiamente dicho.
Analogías ya se han hecho muchas y no se me ocurre ninguna más original ni más acertada que la de Groucho y Harpo encarnados en Javier Cansado y Carlos Faemino, o la más clásica del payaso augusto y el clown. Pero el mérito de este dúo es cómo agarran un texto y se lanzan a tumba abierta por la pendiente de una jam session humorística libérrima. Se quiebran, se fintan y se ríen, porque se hacen gracia. Y a mí. Mucha.
Video del día: 'ÜBerlin', REM
2 comentarios:
uaaaalllllla, qué envidia, que ni los he visto ni le he invitado...
Amanda
Son inmortales, qué gracia tienen los jodidos
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