¿Cuántos libros sobre Keith Richards han leído ustedes? Ya, pues yo, dos. La 'Biografía desautorizada' que escribió Victor Bockris hace un par de años y 'Vida', la autobiografía dictada por el guitarrista y redactada por James Fox. Curiosamente, si piensan que la primera relata todos los excesos babilónicos del Rolling Stone mientras que la segunda limpia, fija y da esplendor a su buen nombre, se equivocan. A Keef le trae bastante sin cuidado su buen nombre -aunque persigue, literalmente, a quien escriba falsedades- y tampoco persigue lo contrario, es decir, nada de alimentar una leyenda negra de demonio superviviente.
Por partes. Musicalmente, para el fan stoniano o simplemente del rock'n'roll, la obra es una joya. Richards pasa revista a sus influencias como guitarrista y compositor y se explaya con su mayor aportación al arsenal del rock: la afinación abierta de cinco cuerdas. Para entendernos, el secreto del gruñido único que le saca a su instrumento, ése que hace que nadie pueda tocar igual que él 'Brown sugar' o 'Honky tonk woman'. Como curiosidad, su canción fetiche es 'Malagueña'; de adolescente, su abuelo le dijo que, el día que supiera tocarla, sabría tocar todas las canciones.
Desde un punto de vista personal, obviamente pasa por alto aquello sobre lo que no quiere entrar, como toda autobiografía, pero resulta bastante llamativo la suerte que ha tenido este tipo en cuestión de mujeres. ¿Que Jagger se lía con tu novia en un rodaje? Pues nada, tú te lías con Marianne Faithfull, la entonces chica del cantante. Por no hablar de la vida en la carretera y en lo que ahí acontece. Como que, entre los conocidos excesos babilónicos, te llamen de casa para decirte que tu bebé de dos meses ha fallecido de muerte súbita en su cuna.
En cuanto a retratos personales, siente debilidad por dos amigos fallecidos prematuramente, Gram Parsons y John Lennon. Curiosamente, recuerdo haber leído en una entrevista hace más de 20 años lo mal que le caía McCartney, pero ahora resulta que son buenos amigos desde que se encontraron casualmente paseando por una playa de una isla semiprivada del Caribe. De otro muerto, Brian Jones, se muestar ambivalente: era, dice, un gran músico genial e intuitivo, pero la fama le convirtió en un petimetre y no supo echar el freno cuando las drogas se comieron su talento.
Buena parte del volumen versa sobre su relación de amor-odio con Jagger, que ya dura 50 años. Resumiendo, según Keith, Mick es un sujeto con delirios de grandeza y obsesionado por estar a la última aunque pueda resultar ridículo. Después de que su manager Allen Klein les desplumara a finales de los 60 y tuvieran que dejar el Reino Unido a causa de la presión fiscal, el cantante tomó las riendas empresariales del grupo por su cuenta y riesgo. A Richards, en principio no le pareció mal que, mientras él se dedicaba a la cata de sustancias ilegales, su socio velara por los intereses del conjunto. Pero el día en que se desenganchó definitivamente de la heroína ya no le hizo tanta gracia, ay.
Por no hablar del cabreo monumental cuando a mediados de los 80 Jagger entendió que era el momento de convertirse en una estrella solista como Bowie, Michael Jackson o Madonna y aparcó una gira con los Stones para salir a presentar su segundo álbum en solitario sin dejar de tocar 'It's only rock'n'roll', Satisfaction' o 'Tumbling dice'. 'Quería romperle la cabeza', concede el guitarrista.
En cuanto a drogas, esto no es un libro: es la Enciclopedia Salvat del Colocón. Se aprende mucho, la verdad, pero nuestro hombre se cuida mucho de consejos, paternalismos o falsas moralidades. Él se lo ha pasado muy bien todos estos años, pero básicamente, porque tenía pasta y tomaba de lo bueno, lo mejor. Con otra calidad de material y, sobre todo, un cuerpo no tan privilegiado para asimilar los excesos, el amigo hubiera sido fiambre hace décadas. Él lo sabe, igual que sin un nutrido escuadrón de amigotes -que se han comido los marrones- y de abogados -que han lidiado con policías, fiscales y jueces- hubiera pasado parte de su vida a la sombra y no bajo una palmera precisamente.
¿Interesaría el libro a alguien que no sea un redomado fan como servidor? Pues sí, porque está bien escrito y resulta ameno. Ahora bien, no conozco biografía que no sea suceptible de leer unas cuantas páginas en diagonal.
Vídeo del día: 'Eileen', KEITH RICHARDS AND THE X-PENSIVE WINOS
2 comentarios:
Creo que la hojearé en casa de un amigo,aver qué tal. Pero tiene pinta de ser un poco tocho no?
La Enciclopedia Salvat del Colocón da para unos cuantos libros.
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