Si en la sencillez radica el secreto del éxito, 'Maletes perdudes' merece todos los parabienes que ha recibido desde su salida a la venta el año pasado. Una mirada atrás, a otra época, desde la perspectiva de cuatro adultos -un francés, un inglés, un alemán y un catalán; sí, como en el chiste- que descubren que comparten padre y que el tipo ademas era un cachondo: a los cuatro les puso, en la lengua correspondiente, Cristòfol.
La labor de investigación sobre el prolífico progenitor, camionero dedicado a las mudanzas en los 60 y 70, y sus compañeros de faena sustenta un relato optimista, que supura joie de vivre. Una suerte de road movie recuperada a partir de la memoria de los recuerdos de quienes vivieron los hechos y de los objetos sustraídos subrepticiamente durante las mudanzas; las maletas perdidas a las que alude el título.
Ameno y de fácil lectura,el que a mí me haya costado no se cuantos meses finiquitarlo no quiere decir que el libro cueste. No eres tú, soy yo. Parafraseando a Wilde, y como explicaba el autor, Jordi Puntí, en una entrevista en El País, "los adverbios son el refugio de los cobardes". El estilo depurado y hasta recortado de Puntí ya me pareció digno de elogio en su primer libro de relatos, 'Pell d'armadillo'. Ahora, en formato largo, ha entregado una novela en la que no sobra nada, algo realmente extraño en estos tiempos.
Vídeo del día: Out my mind, just in tinme, ERYKAH BADU
2 comentarios:
A mí también me gustó mucho!!! Lo compré por Sant Jordi el año pasado y lo guardé hasta el verano, para poder leerlo a placer...
Lo tengo pendiente. Pero primero tengo que dar salida a una pila que me espera desde hace meses. Tiempo, quiero tiempo.
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