miércoles, 17 de diciembre de 2008

Cosecha desigual






Esto de los festivales de invierno no se ha hecho para el homo festivalensis. Ir al Apolo es una sana costumbre y no cuesta mucho, pero ir hasta el Fórum para recluírse en el Auditori a escuchar propuestas arriesgadas -en algunos casos, demenciales- sentado en una butaca pues... no acaba de ser lo mío. A continuación, un somero repaso al Primavera Club. Bueno, a lo que fui, que tampoco es tanto.

El certamen arrancaba el miércoles, pero 12twelve no me gustan, así que nada. El jueves, en cambio, cita obligatoria en Apolo para ver a The Wave Pictures y, sobre todo, a Hefner. Bien, los primeros son un trío de jovenzuelos que hacen un pop de guitarras enérgico y energético. Vamos, lo que deberían hacer en directo La Habitación Roja. (Nota mental: Creo que esto ya lo escribí el otro día). Acabado su turno, Darren Hayman y Jack Hayter, el núcleo central de Hefner -la mejor de las pequeñas bandas de Inglaterra, rezaba una camiseta de hace 10 años- tomaron el escenario para interpretar un puñado de joyas, las que se pueden encontrar en los cuatro álbumes editados entre 1998 y 2001.

El tramo final, con el refuerzo de los Wave Pictures, fue apoteósico, con himnos como, precisamente, 'Hymn for the cigarettes'. En fin, yo es que soy fan, pero la sala -casi al completo- estaba la mar de entregada. Uno de los bolos del año.

El viernes tocaba visitar el Auditori para escuchar al gran Howie Gelb y al insólito dúo que conforman Isobel Campbell (ex Belle and Sebastian) y Mark Lanegan (ex Screaming Trees). El cansancio semanal y el palo que me daba cruzar Barcelona en hora punta me hicieron desistir. Por el contrario, sí pasé ya de noche por Apolo para constatar que los Deerhof son unos pesados pseudoruidosos de tomo y lomo, que los Thermals son Green Day con coartada alternativa y que Las Vulpes parecen Led Zeppelin al lado de Mika Miko, más que una banda, una broma.

El sábado sí pisé el auditori, pero tampoco temprano porque pa qué. Vamos, que la oferta era demasiado marciana para mi gusto petitbourgeois. En cambio, el que La Buena Vida interpretaran íntegro 'Soidemersol', su álbum de 1997, provocó la huída de muchos asistentes y el que una panda de imbéciles a mi espalda no se callara durante el concierto. Demasiado naíf para los amantes del ruido, imagino, y casi para mí, porque los donostirras se pasean en ocasiones por la fina línea que separa sensibilidad y sensiblería.

En el caso que nos ocupa, sonaron acertados, y las cuerdas y vientos añadidos sumaron matices al sonido. Eso sí, la voz es mate total. Mención especial para los juegos de luces, especialmente las varilites del mismo escenario, que casi me dejan ciego. Luego le tocaba a Eli Paperboy Reed, pero la llamada de la selva -léase Barça-Madrid- resultó más poderosa. Y, tras mojarme como un salmonete a causa de la lluvia, renuncié al fin de fiesta en Apolo, con Boss Hog. Otra vez será.

Vídeo del día: 'The greedy ugly people', HEFNER


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Iba a despotricar un poco, pero es que no conozco a casi nadie de los que hablas, así que no sé si llamarte rarito o zumbado. Ea, las dos cosas

Anónimo dijo...

Estaba pensando si todos esos nombres raros existen o te los inventas y llego al final y sale la buena vida. Vaya mariconada