lunes, 6 de junio de 2011

Miércoles



En años anteriores, los bolos pre y post Primavera Sound se celebraban en Apolo, con algún problema que otro derivado de las limitaciones de aforo de la sala. Este año, ambas jornadas llevaron el grueso de su programación al Poble Espanyol con el resultado, al menos el miércoles, de que la cola de gente que se quedó fuera sin entrar fue de órdago. Algunos, como el ínclito V., tuvieron paciencia y suerte y entraron a las 11 de la noche para ver una actuación de una hora y, de paso, hacerme compañía.

Cuando accedí al remedo de plaza castellana que es el centro de tan pintoresco recinto, aún no había empezado la actuación de Comet Gain, grupo que, por cierto, actuaba en el certamen gracias al empeño de los fieles integrantes del foro del Primavera, algo así como el The Kop del festival. La banda británica oscila entre el pop de guitarras de segunda mano y el soul descacharrado à la punk y su fórmula, contagiosa y apropiada para una tarde soleada, se vio algo deslucida por una sonorización con tendencia al crujido. Nada especialmente grave.

Uno de los nombres de este año para quien esto escribe eran Echo and the Bunnymen, que giran actualmente con un show centrado en sus dos primeros discos -'Crocodiles' (1980) y 'Heaven up here' (1981)- con el añadido de algunos hits en dos segmentos: entre los temas de un álbum y otro,y al final, como bis. Formato curioso, no cabe duda, y que requiere tiempo, porque dos LPs enteros y seis canciones más no son moco de pavo. Total, unos 110 minutos.

Que pasaron en un suspiro, porque ellos lo valen. Los dos supervivientes -y no es una metáfora- del cuarteto original comandan la banda con la maestría a prueba de bombas a la guitarra de Will Sergeant y el carismático desdén de Ian McCulloch entonando con menos voz pero haciendo suyas las canciones de modo que su interpretación no se resienta. Un artistazo. Mi único lamento obedece a que, a diferencia de anteriores actuaciones, no cayó una de mis 10 canciones favoritas de todos los tiempos en los bises. Pero sonaron joyas como 'Nothing lasts forever', 'Rescue', o 'Lips like sugar', así que reproches los justos.

El cierre de la velada no era de la misma vaina, como dicen en Venezuela. Caribou, autor de uno de los mejores temas de 2010, elabora en sus discos un pop electrónico más orientado a la deconstrucción que al estribillo llenapistas. Por eso, su directo repleto de clase y de savoir faire supuso una de las más agradables sorpresas de la semana. Una actuación dinámica y cargada de matices que no me importaría volver a ver (y escuchar) mañana mismo.

5 comentarios:

dar cera, pulir cera dijo...

Buenísima "Odessa", la canción de Caribou.

Y "Caribou" de los Pixies también era muy buena.

Yol dijo...

Pues sí, parece que fueron generosos los de Liverpool, no?
Quien tuvo retuvo.

killing moon dijo...

A mí me hubiera gustado ver a Echo and the Bunnymen en el Primavera en un concierto normal de festival. Me hubiera comprado el pase de un día y habría visto dos o tres conciertos más, pero esto del Pueblo Español me ha fastidiado por no poner otra cosa.

Anónimo dijo...

Pues si, V se quedó en la cola departiendo con un simpático grupo de Calafell, un taiwanes de pocas palabras y una brasileña que era lo mejor de todos nosotros.
Valió la pena la espera, por la compañía y por poder saludar a O S. En tercer lugar la canción de Caribou. Pedir una cerveza, un infierno.
Don Vito

Don Vito dijo...

Estoy de acuerdo
Echo merecía más aforo y menos cola.
Coincido contigo en lo de una de las mejores canciones de todos los tiempos. De hecho, es la única con la que coincido...