Entre una cosa y otra, hacía tiempo que no pisaba Razzmatazz. Había olvidado lo incómoda que resulta, las columnas que te obstaculizan, lo complicado de que te atiendan en las barras, en fin, menudencias. Bien, todo eso y más cosas volvieron a mi mente con motivo del concierto de Antònia Font auspiciado por eso llamado TRESC y que viene a ser como los bancos que regalan sartenes: competencia desleal para el que tiene una tienda de sartenes. A lo que iba, entrada gratuita con invitación, lo que se traduce en, lógicamente, un alud de fans con escaso poder adquisitivo -conocidos también como postadolescentes- y un reguero de gente a la que lo que ocurra en el escenario se la trae al pairo; total, es gratis, se puede beber y es viernes.
Tras estas pinceladas de sociología barata, paso a informarles de que el directo de Antònia Font no ha ganado demasiados enteros en los últimos meses. En la dualidad combo festivo - banda de matices, a los mallorquines les puede el empuje de su público y tiran por la primera opción a cañón. Respecto al bolo de hace un año en el Casino de L'Aliança, nada de espacio para la degustación de sonidos, digamos, deconstruidos. Todo más directo y urgente, que el público manda.
Ya no tocan de cabo a rabo 'Lamparetes' sino que intercalan sus temas con píldoras del resto de su discografía, con lo que quien más quien menos ve su expectativas colmadas. El problema estuvo en un sonido empastado y no especialmente alto que facilitaba escuchar las conversaciones de los espectadores próximos poco interesados en la actuación y que acababa conduciéndote a hacer lo mismo. Yo confieso.
¿Entonces? Ni bien ni mal, situación similar aunque con diferentes coordenadas a la vivida al día siguiente en La 2 de Apolo con motivo del concierto de Niños Mutantes. El cuarteto siempre se ha mostrado solvente sobre las tablas, pero el problema estriba en que las composiciones que ahora mismo defiende en directo -vamos, su último disco- adolecen de falta de brillantez. 'Náufragos' no contiene ninguna canción que apetezca volver a escuchar, no hay un estribillo, un riff o una estrofa a los que agarrarse. La fórmula resultona de antaño -'Todo es el momento', de 2008, sigue sonando bien, por no hablar de los EPs anteriores- se ha petrificado y, al igual que otros compañeros de generación, ahora me aportan más bien poco. Recuerdo especialmente un par de momentos Coldplay con eooooosss y ooohhhhhhssss (ver vídeo del día) que me torcieron especialmente el gesto.
Y luego está el elevar la anécdota -en este caso el 'Como yo te amo'- a la categoría de cierre apoteósico sobreactuando para el respetable. Hombre, yo también la he berreado la mar de a gusto en ocasiones, pero jugarse la última baza de este modo después de una velada poco satisfactoria me dejó como con mal cuerpo. Rarito que es uno.
Vídeo del día: 'Hundir la flota', NIÑOS MUTANTES
1 comentario:
A mí el directo de Antònia Font me parece buenísimo. No entiendo que se le pueda poner tantos peros.
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