miércoles, 12 de marzo de 2008

El tormento y el éxtasis



A priori, volver a ver a The Cure podría dar cierta pereza. Servidor los había visto ya en cuatro ocasiones (1987, 1989, 1992 y 2005) y acercarse a un Palau Sant Jordi atestado -las colas en el exterior eran importantes y la reventa se ponía las botas- apetecía lo justo. Pero, qué demonios, son uno de los grupos que han acompañado la vida de mi menda lerenda, así que la asistencia era prácticamente obligatoria.


Situados bastante atrás para tener acceso fácil al baño y al bar -dos cosas muy importantes cuando se prevé que el asunto dure tres horas-, este bloguero y sus acompañantes convinieron en que, en 2008, un show de esta magnitud (REM, Depeche Mode) precisa pantallas de vídeo. En su defecto, se esperaban grandes cosas de los juegos de luz y proyecciones. Pues tampoco. Aprobado muy justito en este apartado.


Vayamos a lo importante. Tras 10 minutos de retraso para que acabara de entrar la gente, el concierto arrancó con la majestuosa 'Plainsong'. Sonido poderoso y matizado, incluso en los primeros temas. Eso sí, el gran quid de la cuestión es la ausencia de teclados en esta gira, al igual que en la de sólo festivales de 2005; si entonces el repertorio esquivaba los temas con sintetizadores, este año caen 'The walk', 'Close to me' o 'Let's go to bed'.


Las versiones que sonaron de estas canciones sonaron curiosas, pero de ningún modo memorables. En este sentido, 'Catch' -que no había sido interpretada aún en la gira- perdió mucho encanto sin el sonido de violín, aunque fuera sintético. Por el conrtario, los temas guitarreros sonaron compactos y amenazadores: en 'Prayers for rain' o 'From the edge of the deep green sea' parecía que el cielo se fuera a desplomar sobre nuestras cabezas.


A medio concierto, sobrevino un estallido de felicidad colectiva. Smith y compañía enlazaron tres ases -'Friday I'm in love', 'In between days' y 'Just like heaven'- y el recinto se vino abajo. Pese a agrupar estas bazas ganadoras, el desarrollo del bolo no se resintió. Sólo tres temas nuevos -dos de ellos, olvidables- repartidos por el setlist y varias joyas para fans -'Push', 'Primary'- sabiamente diseminadas.


Tras dos horas de actuación, los bises. La primera y oscura tanda, centrada en su segundo disco, 'Faith', devino apoteósica con 'Play for today' y 'A forest'. La segunda estuvo dedicada a su faceta mas pop -The lovecats', 'Why can't I be you?'-, la que precisa teclados para brillar. Aún así, potente.


Y el fin de fiesta, cuando el fantasma del cansancio amenazaba con una visita, recayó en el debut discográfico de la banda. Primero, 'Boys don't cry', seguida del rescate de perlas olvidadas como '10.15 saturday night' y 'Grinding halt'. Y antes de enfilar la salida con una sonrisa de enorme satisfacción, la mejor versión que nunca he escuchado de 'Killing an Arab'.


Tema del día: 'Primary', THE CURE


2 comentarios:

Anónimo dijo...

a mi aún me dura la sonrisa... (alicia)

Anónimo dijo...

¿Tres horas? joder, que intensidad