Grupo salvaje

Si ustedes no vieron en su momento 'Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto' (1995), sepan que hicieron mal. Una de las mejores películas -españolas o no- que ha visto quien esto escribe. Ahora que han anotado este must en sus agendas, añadan un segundo: la reciente película de Agustín Díaz Yanes que recoge, mantiene y eleva el espíritu de la antes citada sin ser una secuela ni nada parecido.

'Sólo quiero caminar' conserva únicamente de 'Nadie...' la presencia de un personaje, el que interpreta Victoria Abril. Trece años después, esa mujer cuenta con un hijo y con unas amigas delincuentes con las que se dedica a robos tipo butrón. Les contaría más sobre el argumento, pero creo que el asunto pierde gracia si me excedo ahora con las palabras.

Las localizaciones, del Campo de Gibraltar al DF mexicano, importan. La violencia que salpica el metraje resultaría -especialmente en el tramo chilango- menos verosímil de haberse mantenido la historia en España, como en un principio estaba previsto. Claro que ésta es la impresión de un gachupín; igual a un mexicano le parece tan disparatado como lo sería para mí el que la acción transcurriera en, por ejemplo, Barcelona.

Hay violencia, ya lo he dicho. Hay cine negro contempráneo, lo digo ahora. Y hay actores y actrices, paso a comentarlo a continuación: el mejor del lote, con diferencia, Diego Luna. Impresionante, soberbio, y mira que parece poca cosa para hacer de reservoir dog. Su cuate, el desconocido en España José María Yazpik, también lo borda, aunque lo extrovertido de su personaje le acerca en ocasiones al exceso gestual.

En cuanto a las cuatro actrices principales, Elena Anaya... pienso y no paro. Por su parte, Ariadna Gil vuelve al registro frío de tía dura de 'Antártida'; a mí me convence, pero me temo que no a todo el mundo. A Pilar López de Ayala casi no la he seguido, en sus papeles largos, vull dir, y me ha sorprendido agradablemente. Y Victoria Abril estaría soberbia -bueno, de hecho, lo está- pero un lunar extraactoral empaña su actuación.

Me refiero a la cirugía plástica. La señora Abril era un cañón de joven y seguramente sería ahora una madura estupenda de no ser por la carnicería que algún matarife con bisturí ha perpetrado en su cara. La han dejado con una rigidez inexpresiva en los belfos que tira para atrás, pero lo peor es que un rostro retocado puede resultar creíble para componer un personaje de marquesona o de putón verbenero, pero resulta difícil de creer en una delincuente.

Más puntazos a cargo de 'Tarantano' -a Días Yanes le llaman Tano-, en este caso, musicales. En una secuencia típica del cine de atracos en la que los miembros de la banda se afanan en preparar el golpe suena el 'Gimme shelter' de los Stones en versión de Patti Smith. Claro que sí. Que la rumba suburbial y el flamenquito están muy bien para el cine español de manguis pero hay que ver mundo, señora. Y suena el gran paco de Lucía, por cierto.

Como este mundo no es perfecto, hay flecos del guión que casan de aquella manera, pero, al igual que con Tarantino, valga la comparación, aquí las reglas de verosimilitud son las de un universo propio. Un mundo de malos -aquí no hay buenos- cansados, con su propia ética de perdedores a lo John Ford, y el aire crepuscular -pese a su juventud- de 'Grupo salvaje'. Por cierto, la cinta de Peckinpah es casi un personaje más.

Y lo dejo aquí, porque me estoy calentando. Sí, como dijo Josefina...

Vídeo del día: 'Les bourgeois', JACQUES BREL