Cuando, allá por 2004, estuve viviendo en Nueva York, cumplí con una de las obligaciones del melómano y peregriné al CBGB, el mítico local que alumbró una de las mejores hornadas de la historia del rock. Así que me ha sabido mal enterarme primero de que el garito iba a ser demolido y, después, de la muerte de su dueño, que preparaba la mudanza de la sala a Las Vegas.
La experiencia del devoto que acude al templo no resultó especialmente satisfactoria. En efecto, X. et moi tuvimos el placer de soportar durante media hora a un mozalbete de 17 años y su guitarra que actuaba para sus colegas y su familia. No en vano, papá le afinaba el instrumento a cada intervalo entre canción y canción. Sí, amigos, para descubrir la excelencia hay que rebozarse de vez en cuando en la inmundicia.
Bien,como era más una visita turística que otra cosa, hice lo esperado. Pagar cervezas a precio de oro y escudriñar los baños y sus graffitis sin necesidad físiológica alguna. A ver si algo de la mítica historia del lugar se me empapaba. Hablando de empapar, aquí era donde Patti Smith, poseída por el directo, se meaba encima sobre el escenario a mediados de los 70.
Bien,como era más una visita turística que otra cosa, hice lo esperado. Pagar cervezas a precio de oro y escudriñar los baños y sus graffitis sin necesidad físiológica alguna. A ver si algo de la mítica historia del lugar se me empapaba. Hablando de empapar, aquí era donde Patti Smith, poseída por el directo, se meaba encima sobre el escenario a mediados de los 70.
Fluidos aparte, sobre las tablas del CBGB -una especie de Màgic en Barcelona, de Fun Club en Sevilla o de El Sol en Madrid- se foguearon luminarias como Talking Heads, Blondie, Ramones, Television, Dead Boys y muchos más. Todo ello acabó dotando a este antro insalubre de un aura legendaria que simbolizaba la camiseta negra con el logo blanco.
En los últimos años, precisamente, el negocio estaba más en las t-shirts que en las bandas bajo los focos. En el local contiguo se habilitó un bar mucho más light dedicado básicamente a la venta de merchandising. Por cierto, que CBGB significaba Country BlueGrass Blues, orientación musical que apenas duró tres días en diciembre de 1973, cuando abrió sus puertas. Por si acaso, al poco lucía el subtítulo de OMFUG (Other Music for Uplifting Gormandizers), con lo que se curaba de espantos.
El garito estaba situado en Bowery, una avenida que en los 90 se fue rehabilitando, pero que en décadas anteriores recogía lo peor del Lower East Side, que ya es decir. Hoy, los tiempos han cambiado y en la misma vía existe otro local de música en directo, el Bowery Ballroom. La recuperación del barrio trajo aparejada la especulación inmobiliaria, así que ya no quedó sitio para la mugre del CBGB, que cerró el 13 de octubre del año pasado.
Y, desgraciadamente, los que soñaban con una versión 2.0 del asunto se pueden ir despidiendo. El 28 de agosto falleció a los 75 años Hilly Kristal, el propietario del tinglado, que ultimaba el traslado a Nevada hasta de los infectos aseos para mantener la ¿esencia? de la sala. Claro que igual alguien se anima, compra los ladrillos y se monta un antro vintage en el garaje. Si es así, que prepare lejía.
Tema del día: 'Here today, gone tomorrow', RAMONES
3 comentarios:
Muchas gracias por las precisiones, ex cuñado (me ha interesado en particular tu análisis sobre la separación de The Verve). Y me encanta tu blog
Ex cuñado del ex cuñado
Ah by the way, que a raíz de esa discusión del otro día me di cuenta de que, en realidad, las cinco notas del background de violines de Oldham (y de The Verve), que es esa supuesta 'armonización al revés' del riff de Brian Jones, son en realidad, una por una, el ataque de la melodía de Jagger:
"Well I
told you
once and I
told you
twice..."
O sea que Oldham, o su anónimo arreglista (que de existir ya me extraña que no haya piado con la que se podría llevar en efectivo), no carecía de cierta inclinación a los 'juegos de palabras' musicológicos, siempre dificultosos para los oídos de un juez (sobre todo para uno que tenga 30 casos 'de verdad' esperando). Hay mucho de esto en la historia de las demandas discográficas: me acuerdo de una grabación de 'Impressions' en que John Coltrane tuvo que presentar la melodía una quinta por encima de lo normal (como haciéndose una segunda voz, digamos) para eludir la demanda de su anterior productora.
Como es posible que los amables lectores no entiendan nada, les aclaro que lso dos comentarios arriba citados aluden a una controversia sobre el arreglo de cuerdas de 'Bittersweet symphony', de The Verve y su rollingstoniano origen.
El contraste de pareceres y otras cosas mucho más interesantes que lo que ofrece este blog los pueden encontrar en el de mi ex pariente y sin embargo amigo Javier Sampedro, en El País.
Creo que acabado agosto, el blog ha parado, pero aprenderán mucho si lo leen. Si conocieran al autor como yo, ni les cuento.
http://blogs.elpais.com/formulas_mueven_el_mundo/
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