¿Les suena la frase de arriba, pillastres? Bien, no especulen, que no voy a hablar de mi vida erótico-festiva. La cuestión es que como tiendo a fiarme de la crítica musical -vale, de algunos de sus componentes- y ésta había mostrado en las últimas semanas una rara unanimidad hacia el último trabajo de Robert Wyatt, 'Comicopera', me he agenciado el disco y he procedido a una escucha atenta en busca de las excelsas cualidades que se le atribuyen.
Ufffffff... hacía tiempo que no me aburría tanto. Es más, en ocasiones el tedio dejaba paso a la irritación, porque el insigne abuelete puede llegar a hacerse insoportable en algunso pasajes de su nuevo álbum. Psicodelia de la vieja escuela, aires jazzy, music hall, cabaret británico... ¿suena bien, verdad? Pues no. Es un álbum conceptual, dividido en tres actos, con vocación teatral, que empeora a medida que avanza. La relectura de 'Adiós comandante' -sí, la del Che Guevara- en el tramo final llega incluso a ponerme de los nervios.
Pensarán ustedes que soy un cazurro de nula sensibilidad al que sólo le motivan tipos peludos con más pedales de guitarra que años cumplidos. No sería exacto, pero las opiniones son libres. En fin, me sabe mal lo de Wyatt porque lo que había picoteado de su obra anterior me interesaba moderadamente y el hombre me cae bien.
Por si no conocen ustedes la historia de este sujeto, Robert Wyat era uno de lso integrantes -el batería- de Soft Machine, conjunto británico que encabezaba a finales de los 60 una corriente psicodélica bautizada como sonido Canterbury, próxima a la experimentación de, por ejemplo, Pink Floyd.
Precisamente en una fiesta dada por esta banda, en 1973, nuestro hombre, borracho hasta lo indecible, se cayó por una ventana desde un cuarto piso. En una estupenda entrevista que publicaba 'Babelia' hace unas semnas, Iker Seisdedos apunta que el médico que atendió a Wyatt dictaminó que la cogorza, al impedirle oponer resistencia al impacto, le había salvado la vida. Eso sí, el músico vive en una silla de ruedas desde la fecha.
Esa entrevista y las reseñas coincidentes me habían empujado a querer escuchar el disco con ganas. Bajonazo total. El señor Wyatt me parece un tipo formidable con el que tomra un café o unas cervezas, pero de ahí a apreciar su música media un abismo. Supongo que es culpa mía. Suerte que no escarmiento y una nueva crítica elogiosa me han llevado no ya a conseguir sino a comprar 'Mantaray', el nuevo álbum de la gran Siouxsie. Dénme unos días y les cuento.
Tema del día: 'Just as you are', ROBERT WYATT
4 comentarios:
"no les voy a hablar de mi vida eróticofestiva" dice el tío.
qué vida es esaaaaaa?
Pues podrías hablar, ya que el tal Wyatt es un poco aburrido, según tú
¿wyatt earp?
zzzzzzzzzzzzzz
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