martes, 16 de noviembre de 2010

Hacer mucho ruido es muy divertido



Me perdonarán que parafrasee a los Ilegales en el título, pero hacía tiempo que no me castigaba tanto los tímpanos como el pasado jueves en Apolo durante el concierto de Black Rebel Motorcycle Club. Y eso que servidor y acompañantes se acomodaron al fondo de la sala, con la espalda en la pared, porque a una distancia próxima a los altavoces, aquello tenía que ser delirante. Es más, en el baño, con la puerta del excusado cerrada, ésta temblaba al compás del bajo -dum, dumdum- de forma amenazadora.

Por lo demás, el bolo de BRMC no difirió mucho del ofrecido en la misma sala hace tres años. Desde entonces, han editado un directo, un disco de desvaríos instrumentales y un nuevo álbum con temas frescos. Estas canciones mantienen el doble perfil que hasta ahora sigue el trío que empezó su trayectoria como cuarteto: guitarras distorsionadas a lo The Jesus and Mary Chain pero a más velocidad, y blues acústico y rural, áspero y con raíces. Un acierto, porque dos horas de barahúnda a todo meter acaban con la disposición del más animoso. Destaco lo de las dos horas porque su anterior concierto se extendió hasta las dos horas y media, lo que debería estar penado por la ley. Recuerden, menos es más.

Acabo. Pocas sorpresas, bolo previsible pero sabroso, faltó su segunda canción más conocida, 'Love burns' -la primera es ésta-, y cuento los días para que entre en vigor con todo rigor la ley antitabaco, porque algunos ambientes son asquerosos.

Vídeo del día: 'Ain't no easy way'

1 comentario:

truco o trato dijo...

Parafrasea, parafrasea