Nunca había llegado tan temprano a un festival como el viernes pasado, día en que a las 18.45 ya estaba dentro para acompañar a mi querido R. -venido ex profeso del planeta Axturias- a ver a su idolatrado Billy Bragg en el muy cómodo y acogedor Auditorio del Fòrum. Suerte que R. llevaba casi una hora en la cola, así que me uní a él saltándome una fila de centenares de personas. El Primavera Sound tiene eso: colas. No se puede tener todo.
Cuando entramos y nos acomodamos en un buen sitio, tomé conciencia del entradón que registraba el recinto. Estaba lleno hasta la bandera, pasillos incluidos, para ver al primer cantautor punk. A mí nunca me había dicho nada en particular el amigo Bragg, pero el otro día vi la luz, amigos. Con una guitarra eléctrica y su gracejo, dio una clase magistral de cómo ser un entertainer en el mejor sentido de la palabra, incorporando el mensaje político y evitando la pachanga manuchaesca.
Eso sí, mi inglés da para el 75% de lo que dijo, que fue mucho. En otras palabras, si no te manejas en la lengua de Chuck Berry, el autor de 'She's got a new spell' pierde algo de gracia, y habría que ver si el público indie español aguantaría esas peroratas a un cantautor de aquí.
Como Billy Brag me fascinó y me lo tragué entero, me perdí el primer artista del escenario grande, The Rakes. Así que pasamos a ver a Blonde Redhead, rock a la americana de toda la vida. Ni chus ni mus, la verdad. Luego, vino el acostumbrado deambular sin rumbo por distintas actuaciones de grupos casi ignotos -para servidor- para acabar haciendo lo mejor que se puede hacer en eso casos: cenar. En este caso, escuchando, que no viendo, a The Fall. A mucha gente le gustó, a mí no.
Posteriormente, Sr. Chinarro confirmó que éste es su año de gracia con un bolo sublime y una banda reforzada con una corista y un guitarrista. Cayeron menos canciones de su último trabajo que en el Let's Festival de L'Hospitalet y algún rescate de los años de oscuridad. Sensacional. A su fin, algo de Maximo Park, un directo contundente y efectivo aunque ya un poco visto, y, haciendo tiempo, Girls against boys, que me parecieron un grupo flojo y cansino pese a llevar 15 años de carrera.
Y a las 2 de la mañana, Los Planetas. Sabido es que en directo son como Curro Romero, que si una de cal y bla bla bla... pero las crónicas apuntaban este año a que, al igual que Sr. Chinarro, su directo había subido enteros de forma exponencial. Y sí, se confirmaron los mejores augurios. Fue, de los ocho o nueve bolos que les he visto, uno de los dos mejores.
Atacaron buena parte de 'La leyenda del espacio' con un sonido sobrecogedor, contundente y diáfano, con especial mención a la batería de Erik Jiménez -situada en un palio, por cierto- y a las capas superpuestas de guitarras. El público, estremecido, callaba hasta que las canciones terminaban para aplaudir entonces a rabiar. En cambio, la segunda parte vino a ser un grandes éxitos de los granadinos con una rejuvenecida 'David y Claudia' como joya de la corona. Unas 14.000 personas enloquecían, chillaban y cantaban, mientras que los guiris no entendían nada.
En lo que a conciertos concierne, la noche se cerró con Hot Chip y su electropop hedonista, muy apropiado para la madrugada. De lo que siguió en los escenarios electrónicos hasta las 6 de la mañana no estoy del todo seguro, así que no me hagan mucho caso. Por ejemplo, no se fíen si alguien les cuenta que J, de Los Planetas, rehusó educadamente atender a este blog. Aunque podría ser cierto.
Continuará...
Tema del día: 'A new England', BILLY BRAGG
3 comentarios:
Me encanta lo de pachanga manuchaesca. De lo demás no entiendo casi nada, pero me encanta leerte. Me río mogollón.
He leído dos entregas de un tirón y me canso como tú. Suerte que no fui al Primavera, aún me estaría recuperando.
No, no aguantamos peroratas ni a listillos como usted. Y The fall son buenos, hágaselo mirar.
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