La informática la carga el diablo. No sé si lo sabían, pero ya se lo recuerda este blog. Viene esto a cuento de que problemas de computación me han tenido parado más de lo previsto justo cuando tenía en mente dedicar unas líneas a una de las peores lacras que amenazan a cualquier internauta:
Los teóricos de la mandanga de las nuevas redes sociales argumentan que Facebook, Twitter, Myspace y otras hierbas son el nuevo foro, la nueva plaza pública en la que la sociedad se da cita para, a través del intercambio de información, y del uso compartido de ésta, avanzar hacia el progreso. Zarandajas.
Uno de mis mayores errores -y mira que tengo las vitrinas repletas- fue contestar un correo electrónico en el que un amigo me preguntaba si aceptaba su invitación para extender nuestra amistad a este nuevo ámbito. No lo pensé mucho, puse que sí y acepté. Desde entonces, no me libro de mensajes de personas que conozco -o no- que me extienden la misma invitación.
'¿A ti qué más te da?' pensarán ustedes. Pues me da que es una pesadez pertenecer a una red que te pone en contacto con gente con la que no quieres estar especialmente en contacto. Los favorables a la tontería ésta arguyen que gracias a Facebook han recuperado el diálogo con personas de las que hace muuuuuuuchos años que no sabían nada. Bien, si no sabes de alguien durante 15 años o los que sean será por algo, digo yo.
Vamos a ver, con esas personas con las que fuiste al cole, a la facultad, al reformatorio, al gimnasio o a donde sea... si quieres mantener el contacto, lo mantienes. De hecho, antes de la irrupción de internet en nuestras vidas había ya un invento llamado teléfono. Y antes de que hordas de ágrafos se dejasen los pulgares tecleando en el móvil, la gente que tenía algo que decirse se mandaba cartas.
Bien, ya has contactado con un antiguo condiscípulo, pongamos por caso. ¿Para qué? ¿Le vas a contar tu vida? ¿Vas a explicarle que tu mujer te dejó por culpa de tu alcoholismo? ¿O que eres un profesional de éxito y millonario? No, vas a soltar un par de generalidades para no parecer ni muy lastimero ni muy arrogante y ya está. Además, estos inventos tienen cierto sentido en EEUU, donde la gente casi nunca vive toda su vida en el mismo sitio, pero aquí...
Dicho lo cual, si decides que from lost to the river y te inscribes en Facebook o similares, la profundidad y trascendencia de los mensajes que la gente se entrecruza a la vista de todo el mundo son de órdago. Frases como 'Cari, nos vemos el finde de fiestuqui' o similares son el tronco central de pseudoconversaciones que, ineludiblemente, concluyen con 'un besazo'. Aunque quizás sean peores las de post-weekend, comentando la jugada.
En fin, salvo que sean ustedes unos adolescentes consumidos por los picores propios de la edad o unos aficionados a los sms de ésos que no dicen nada, es decir, si valoran su tiempo, ya saben qué tienen que evitar.
Vídeo del día: 'Electricistas', FANGORIA