martes, 3 de abril de 2007

Fotógrafo del cielo


El tercer corte del álbum 'Everything must go' de Manic Street Preachers se titula 'Kevin Carter'. No escucho demasiado ese disco -ni a esa banda en general- pero el estribillo gritón de esa canción se me quedó la primera vez y al oírlo pensaba quién demonios sería el tal Carter, si es que era real. Bien, un documental que emite Canal Plus estos días ha arrojado luz sobre mi ignorancia y además me ha fascinado.


El Bang Bang Club era un grupo de fotógrafos algo kamikazes que cubrían como nadie el clima de violencia que marcó el fin del apartheid en Sudáfrica. Uno de sus integrantes era Carter, un sudafricano blanco que eligió mostrar al mundo las vergüenzas del régimen racista de Pretoria y jugarse la vida día a día para que las redacciones de Londres, París o Nueva York tuvieran las mejores imágenes del cotidiano baño de sangre que sufrían los guetos de Johanesburgo.


Carter, además de la excitación lógica de su oficio, vivía intensamente gracias a un consumo regular de diversas drogas. Pero ya se sabe que más dura será la caída, así que cuando Mandela tomó posesión y el apartheid fue historia, el reportero quedó con el habitual mono de adrenalina. La encontró en Sudán, adonde fue en 1993 a cubrir la hambruna que devastaba un país arrasado por la guerra civil pero que apenas salía en los noticiarios.


Allí tomó la foto que le hizo famoso, una de las más impactantes del siglo: una niña pugna por levantarse y acercarse al centro de reparto de comida que tiene a pocos metros -fuera de campo- mientras un buitre la observa con paciencia. El revuelo armado por tan poderosa imagen fue mayúsculo, y Carter acabó ganando el Pulitzer. Sin embargo, la controversia sobre la foto del buitre -¿ayudó a la niña? ¿se salvó? ¿cómo puede hacer fotos en vez de ayudar?- le fue consumiendo hasta arruinar su temple profesional. Deshecho como persona y como profesional de la cámara, se fue derrumbando.


Finalmente, Carter se encerró en su coche junto a un parque y se suicidó asfixiándose con los gases del escape. El documental 'La muerte de Kevin Carter' ofrece testimonios de primera mano sobre los compañeros y la familia del fotero, pero además sirve pistas para que uno halle respuesta a la pregunta de qué hay que hacer en casos como el de la niña y el buitre. Quien esto escribe ha hablado con varias personas durante años sobre este tipo de dilemas y aún no lo tiene claro del todo.

Tema del día: 'Kevin Carter', MANIC STREET PREACHERS


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me quedé de piedra cuando leí su historia en El País. Ya había visto la foto, y psss...convencida de que el fotografo habría recogido a la niña. No concibo como no pudo hacerlo, no lo entendí ni después de saber quien era él, como vivía su profesión, etc. Y le dan un premio por la foto tela.
Ron con cocacola.

Anónimo dijo...

Si no hace la foto, el mundo no se va a enterar de que la gente se muere de hambre en Sudán. De hecho, nadie lo sabía hasta esa foto, que salvó mogollón de vidas, menos al del fotógrafo. La niña no murió ni nada.

Anónimo dijo...

Cualquier cooperante te dirá que para ayudar hay que hacer lo que sabes hacer. Si eres médico o enfermero, curando, si eres fotógrafo, haciendo fotos, si eres periodista, contándolo. Si Occidente no se entera de lo que ocurre, la ayuda no llegará.

Anónimo dijo...

Nadie ha dicho que no haga la foto,pero que eres primero, fotógrafo o persona?. Haces la foto, denuncias la situación, es lo que sabes hacer, pero luego no te marchas así tal cual, siempre se puede hacer algo dentro del alcance de nuestras posibilidades, por poco que sea.
Cocacola sin ron.

Anónimo dijo...

¿Pero se necesita algún motivo para recoger a la pequeña? No es necesario ser médico para mostrar algo de empatía, únicamente requiere ponerse en el lugar del otro, fácil, no implica ningún sentimiento sólo el esfuerzo físico de levantar no más de 10 kg.