La segunda mitad del hospitalense Let's Festival subió el listón medio del ciclo. Bueno, lo que pude ver. Me explico: jueves y viernes resultaba difícil moverse con comodidad en Salamandra y aún más ver con nitidez algunos de los conciertos. Ya a la entrada, un cartelito avisaba ("Sold out") de lo que esperaba dentro. Así que el viernes día 2, servidor y sus dos fieles acompañantes -el dúo OX- optaron por tomárselo con calma, lo que equivale a renunciar a las actuaciones de El Chico con la Espina en el Costado y Fantasma #3, y entrar con el show de Nacho Vegas ya iniciado.
Bien, llamarlo show sería mucho decir. A estas alturas, Nacho Vegas da lo que promete y no creo que nadie se llame a engaño. Es el tipo de artista con fans muy devotos y detractores igualmente furibundos. Personalmente, me cuesta decidirme. Aprecio algunas grandes canciones -'El hombre que casi conoció a Michi Panero' o su versión de Townes van Zandt- pero su puesta en escena en formato acústico me induce somnolencia más que emoción. El año pasado le vi actuar con banda al completo y las sensaciones fueron muy diferentes.
Sobresalientes en cambio se revelaron los vizcaínos Standard, una banda que demostró haber asimilado con naturalidad y personalidad el revival punk funk sin renunciar a paletadas de genuino rock and roll. Después de la dormidina del asturiano, Standard resultó ser el mejor despertador, con actitud sobre las tablas y poderío escénico. A resaltar además la indumentaria:uniforme de camisa blanca, corbata negra y brazaletes con logo. Una última reflexión de índole personal: Constato que los músicos que voy a ver y los policías que patrullan las calles ya son más jóvenes que yo.
Y después de este paréntesis, más música. El sábado era el turno de Audio y Mandalas como primeras bandas, pero pudo más el Sevilla-Barça. Cuando la cosa se torció, llegó el momento de admirar el insospechado estado de forma de Sr. Chinarro. Curiosamente, en casi 11 años en Sevilla no tuve nunca la oportunidad de ir a un concierto suyo, aunque una vez me crucé a Antonio Luque por la calle. Escribo esto para ilustrar que nunca tuve la ocasión de asisitir a unos de esos famosos bolos horrendos que dicen solía dar el sevillano. Así que, avisado, aguardé el inicio con una buena provisión de desconfianza...
...y me la comí con papas. Desde el minuto 1, buen sonido, melodías disfrutables, textos comprensibles y una banda enchufada. Ni rastro de la leyenda de artista disoluto y dipsómano que acompaña a Luque desde la noche de los tiempos. Una veintena de canciones, con el espléndido 'El mundo según' casi al completo, y recuerdos a joyas como 'El cabo de Trafalgar' o 'Quiromántico', mi favorita. Una digresión: Hace años que no oigo a The Chameleons o The Sound, pero me acordé de ellos escuchando a Sr. Chinarro.
El contrapunto al sutil juego de guitarras y aires mediterráneos lo pusieron Atom Rhumba, que para quien no los conozca son algo así como los MC5 de Euskadi. O los Funkadelic. O las dos cosas a la vez. Rock, funk, soul y otras etiquetas ayudan a identificar el ADN de esta banda con un directo atómico lleno de groove -primera vez que escribo esta palabra, qué ilusión- y, sobre todo, divertido. Que tras cuatro días de conciertos, era lo que hacía falta. Sobre las sesiones de DJs que cerraron estas jornadas, no me pronuncio porque no me quedé lo suficiente para (sobre)valorar.
PD: Gracias a I. por su amabilidad y a N. por ser una fiel lectora de estos desvaríos.
Tema del día: 'Militar', SR. CHINARRO
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