Tanta agresividad mal encauzada tiene su origen en una información del rotativo barcelonés sobre las alegaciones que el Estado ha presentado ante el Constitucional para neutralizar el recurso contra el Estatut presentado por el PP. Se ve que a Bolaño -periodista de larga trayectoria en diversos medios- no le agradó que su colega hiciera su trabajo y se lo tomó a la valiente. Por lo que parece, el legendario oasis catalán -consistente en obedecer al poder: caso Carmel- lleva camino de secarse.
Tras la tormenta originada -de la que Montilla, por cierto, ha escapado cual Rajoy, diciendo que él no sabe nada de eso-, el lenguaraz Bolaño ha pedido disculpas ("Fue un calentón"), mientras que tanto La Vanguardia como el muy inútil Colegio de Periodistas han reclamado explicaciones. En el plano político, como resulta obvio, CiU y el PP han exigido la dimisión del periodista a sueldo de la Generalitat. Los socios del tripartito, por su parte, no saben y no contestan.
La mayoría de periodistas han sido objeto alguna vez de reproches, presiones o amenazas más o menos veladas por parte de partidos, empresas, sindicatos, instituciones o clubes de fútbol. Servidor, sin ir más lejos, tuvo que aguantar la inquina del responsable de prensa de una Consejería andaluza por haber publicado algo que él no quería que saliera a la luz. Y me lo reprochaba, como si yo debiera algún tipo de lealtad a alguien con quien no había hablado antes en mi vida.
Anyway, no voy a dar más ejemplos que me vienen a la mente. De hecho, a lo que voy es que este caso de amenazas a la libertad de prensa ha salido publicado en La Vanguardia y, de forma incomprensible, en pocos sitios más. Y no quiero defender el corporativismo, pero ¡qué demonios! esto es noticia. A ver, en El Periódico, nada. En El País, nada. En El Mundo (edición electrónica), un teletipo poco destacado. En Avui, nada. En ABC, tampoco. Y La Razón, ese órgano de la derecha mesurada, menos.
Al enemigo, ni agua. Ésta parece ser la consigna. Eso sí, cada vez que en Le Monde o en el New York Times un editor cambia la moqueta de su despacho, los jerifaltes de la prensa española dedican sesudos análisis a la trayectoria de la venerable figura en cuestión. Por no hablar de la actitud de las empresas periodísticas y sus responsables durante la última huelga general. De hecho, hay lectores de El País que aún no han superado que el diario saliera a la calle aquel día. Moraleja: un periódico de talla viene a ser hoy en día igual que cualquier otra gran empresa, con la diferencia de que encima se permite dar lecciones de ética a los demás.
Tema del día: 'Todos los periódicos mienten', LOS PLANETAS
2 comentarios:
Y nunca más se supo... Así va todo en catalunya y en Espanya.
Habla, habla de Andalucía
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