No hace falta pasar por Madrid para ir a ver la última película de Clint Eastwood, pero ¿qué se puede hacer un domingo por la tarde sin fútbol? No quiero picardías, así que hablemos de cine. A estas alturas, imagino que todo el mundo sabe que 'Cartas desde Iwo Jima' constituye el reverso desde el punto de vista japonés de lo que fue 'Banderas de nuestro padres': La visión de Eastwood de la toma de Iwo_Jima y el uso propagandístico por parte del Tío Sam de los muchachos que izaron la bandera de las barras y estrellas sobre el monte Suribashi, una de las imágenes del siglo XX.
A diferencia de 'Banderas...', 'Cartas..' es un film 100% bélico, con la salvedad de un par de flashbacks algo sensibleros. La odisea de los defensores es narrada tomando como protagonistas al general al mando de la isla, a un aristócrata que fue medallista en los Juegos de 1932 y a un simpático buscavidas enrolado a la fuerza. Los dos primeros, hombres de mundo aunque fieles al Emperador, resultan ser unos entusiastas defensores del american way of life. El otro desgraciado, mientras se esfuerza en salvar el pellejo, aprenderá que los jóvenes de Arkansas no son tan diferentes de los de Nagoya.
A lo que voy es que resulta muy loable que los estadounidenses ofrezcan una visión de los nipones que no sea la de unos enanillos fanáticos, amantes de la tortura y extremadamente sanguinarios, como ocurría en los films de los años 50. Ahora bien, el empeño en mostrar que los súbditos de Hirohito eran también 'personas humanas', como se dice ahora, quizás se le haya ido un poco de las manos al viejo Clint.
Sucede como con los indios, perdón, nativos americanos. Un buen día, a ojos de Hollywood, dejaron de ser unos sádicos cortacabelleras y se convirtieron en precursores de la movida new age, todo paz, espiritualidad y hongos alucinógenos. Y desde entonces, son la quintaesencia del buen salvaje.
Como cinta bélica, 'Cartas...' no resulta especialmente espectacular. Ni lo pretende. Eso sí, el horror cotidiano de la muerte acechando durante semanas a los defensores de un peñón insalubre queda bien plasmado en la pantalla. Y hablando de verosimilitud, la película está hablada al 99% en japonés, lo que resulta el gran acierto de Eastwood. Obvio por otra parte, ya que, si se trata de reflejar de forma fidedigna lo ocurrido en el bando nipón, no iban a hablar sus integrantes en inglés con acento oriental, lo que, pese a ser frecuente, resulta el colmo de la idiotez.
Las dos horas y veinte minutos de proyección de 'Cartas desde Iwo Jima' no se hacen largas. Más que cortar, y ya por pedir, yo habría reemplazado metraje sentimentaloide por más alusiones a la importancia estratégica de la batalla en el devenir de la Segunda Guerra Mundial. Esta isla era el penúltimo escalón en la senda aliada hacia el archipiélago japonés, luego vendría Okinawa. La carnicería -45.000 muertos entre los dos bandos en casi dos meses en sólo 27 kilómetros cuadrados- pesó mucho a la hora de que EEUU optara por la vía rápida, o sea, la bomba atómica, para forzar la rendición japonesa.
Tema del día: 'Turning Japanese', THE VAPORS
2 comentarios:
Pues a mí me pareció una obra maestra.
Floja, floja, floja....
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